En el ámbito de la investigación médica, un reciente estudio llevado a cabo en ratones ofrece una nueva perspectiva sobre la forma más agresiva de cáncer de ovario. Durante más de una década, se ha sospechado que muchos cánceres de ovario en humanos no se originan en los ovarios mismos, sino en las trompas de Falopio. Este nuevo estudio ha logrado identificar células potencialmente responsables de esta malignidad en las trompas uterinas de los ratones.
Los investigadores, liderados por el patólogo Alexander Nikitin de la Universidad de Cornell, se dedican a identificar las células en las que se genera el carcinoma seroso de ovario de alto grado (HGSOC). El hallazgo de células propensas al cáncer en el oviducto de los ratones ha mostrado que, a diferencia de los ovarios, las células más propensas al cáncer no son células madre. Se trata de células pre-ciliadas, aquellas que están en transición hacia convertirse en células ciliadas a partir de células madre.
Este descubrimiento podría ser un parteaguas en la detección temprana de HGSOC, una enfermedad que a menudo se identifica en una etapa avanzada debido a la ausencia de síntomas. Los hallazgos sugieren una vinculación estrecha entre la regulación de la formación de cilios en las trompas uterinas y el cáncer de ovario. Se ha observado que dos mutaciones genéticas en ratones afectan el funcionamiento de estas células pre-ciliadas, provocando una formación eficiente del cáncer.
Los expertos enfatizan la necesidad de más estudios para dilucidar los mecanismos detrás de la formación de tumores ováricos y explorar si otras mutaciones genéticas causan efectos similares. Este desarrollo, si se traduce a la biología humana, podría ofrecer nuevas herramientas diagnósticas y terapéuticas revolucionarias para tratar y detectar este tipo de cáncer, que cobra la vida de la mayoría de los pacientes en un periodo de cinco años desde la detección.
En conclusión, el estudio publicado en la revista Nature ofrece esperanzas renovadas para el diagnóstico y tratamiento del carcinoma ovárico. Al identificar las células de origen y los mecanismos implicados, la ciencia se acerca un paso más a salvar innumerables vidas gracias a intervenciones tempranas y personalizadas.