Un grupo de astrofísicos ha descubierto un gigantesco halo magnético envolviendo la Vía Láctea, aportando nuevas visiones sobre las complejas dinámicas galácticas. Este equipo ha estudiado los campos magnéticos en el halo emisor de rayos X de nuestra galaxia, revelando una estrecha relación entre las actividades formadoras de estrellas y los flujos galácticos. Los hallazgos, detallados por el astrofísico He-Shou Zhang del INAF en Italia, sugieren que las estructuras magnéticas observadas no son meras coincidencias, sino que están íntimamente ligadas a las regiones donde nacen nuevas estrellas.
Estos estudios se centraron en las burbujas eROSITA descubiertas en 2020, que se extienden más de 45,000 años luz desde el centro galáctico hacia arriba y hacia abajo de nuestro plano galáctico. Alimentadas por masivos flujos de gas y plasma y brillantemente iluminadas en los rayos X, estas burbujas son clave para comprender las características magnéticas de la Vía Láctea.
Dada su magnitud, los científicos pensaron que podrían existir dos fuentes principales para estas burbujas: actividades del agujero negro en el centro de nuestra galaxia o un pasado episodio de formación estelar intensa. Sin embargo, al estudiar la luz polarizada emitida por la eROSITA, se revelaron filamentos magnéticos enormes que indican un vínculo más sólido con la formación de estrellas. En un radio de entre 10,000 y 16,000 años luz desde el centro galáctico, se pudo haber formado un anillo que generó suficiente calor y viento para extenderse hacia el halo galáctico.
El papel de estas burbujas magnéticas, según explica el astrofísico Gabriele Ponti, nos muestra que incluso una galaxia tranquila como la Vía Láctea puede presentar flujos potentes de materia y energía. Este fenómeno podría ser una pista universal, ayudándonos a entender la evolución y crecimiento de galaxias similares.
Aunque los hallazgos apoyan simulaciones recientes, será necesario realizar un análisis más detallado para confirmar si la formación de estrellas puede realmente generar los flujos observados. No obstante, los campos magnéticos descubiertos ofrecen una pieza crucial en este misterioso puzle cósmico. Zhang menciona que este estudio sienta bases significativas para comprender el halo galáctico y enriquecer nuestro conocimiento sobre las características del dinámico ecosistema formador de estrellas de la Vía Láctea. La investigación ha sido publicada en Nature Astronomy.