En un interesante redescubrimiento de la naturaleza, el pez nórdico conocido como ’northern sea robin’ se destaca por una habilidad singular: caminar y saborear al mismo tiempo. Estos peces poseen lo que se percibe como “piernas” sensoriales, las cuales utilizan para localizar y desenterrar presas ocultas en el lecho marino. Con alas similares a aletas y extremidades que recuerdan a las de un cangrejo, los ‘sea robins’ han captado la atención de los biólogos por su curiosa adaptación.
El descubrimiento, revelado en dos investigaciones publicadas en la revista Current Biology, revela que estos peces no solo caminan, sino que también perciben sabores a través de sus “piernas”, una función que tradicionalmente se asociaría con las papilas gustativas en la boca. Este sentido del gusto alternativo permite a los ‘sea robins’ detectar sus presas escondidas, como cangrejos y gambas, mientras exploran el fondo marino con una destreza que deja a otros peces buscándose la vida.
El fenómeno tiene su raíz en un antiguo gen implicado en la formación de extremidades en humanos y animales, llamado tbx3a, el cual juega un papel crucial en el desarrollo de estas piernas sensoriales únicas en los ‘sea robins’. Simultáneamente, un gen asociado a los brotes de papilas gustativas en mamíferos, conocido como t1r3, activa estas capacidades sensoriales en sus extremidades. Imágenes de alta resolución han mostrado pequeñas protuberancias llamadas papilas, que cubren estas “piernas” a modo de papilas gustativas.
Experimentos recientes detallan cómo estos peces atrapan señales químicas en el agua similares al gusto y olfato, pero de una manera singular. Como si de un ornitorrinco acuático se tratase, juegan con las funciones de sus receptores gustativos organizándolos en un modo innovador, lo cual les permite combinar sentidos de una forma que nunca antes se había observado en especies marinas.
Entre las conclusiones extraídas queda claro que no todas las especies de ‘sea robins’ poseen esta característica; mientras que algunas, como el ’leopard sea robin’, también disfrutan de este “regalo evolutivo”, otras, como el ‘striped sea robin’, muestran patas lisas, incapaces de saborear. Este detalle ejemplifica cómo pequeñas adaptaciones pueden significar grandes diferencias en la biología de las especies marinas.
El fenómeno ofrece no solo una mirada al ingenio de la vida marina, sino que también incita nuevas preguntas sobre el rango y límites del sabor en los seres acuáticos. Los científicos se preguntan qué otros sabores podrían ser percibidos por esas increíbles extremidades, quizás incluso aquellos que indican peligro. Es este un campo fértil para nuevos descubrimientos en la biología sensorial marina, permitiéndonos vislumbrar no solo los mecanismos evolutivos sino también una forma completamente nueva de percibir la vida submarina.