Hans-Karl Eder, un matemático y educador alemán, presentó un intrigante rompecabezas matemático que ha despertado el interés de los amantes de las cifras. Se trata de identificar un número “impostor” entre una lista de 30 números naturales menores de 100. Todos los números en la lista comparten la característica de ser el producto de dos números primos diferentes, una propiedad que los hace únicos en este contexto.
Sin embargo, un error se deslizó en la selección. La incógnita se resolvió al descubrir que el número 75 debía sustituirse por el número 74. El número 75 rompe con la norma al ser el producto de tres números primos: 3, 5 y 5, lo que lo convierte en una anomalía porque no cumple con la característica establecida para la lista. La corrección es sutil pero necesaria para mantener la integridad de la secuencia definida por Eder.
Este ejercicio inicial apareció en una publicación alemana conocida como Spektrum der Wissenschaft, y ha sido reproducido con permiso para deleite de los seguidores de los puzzles matemáticos.
Hans-Karl Eder no solo destaca en la creación de estos acertijos fascinantes, sino que también desempeña un papel activo como embajador en el fomento de la ciencia, tecnología y matemáticas entre los jóvenes. Su objetivo es claro: inspirar a la próxima generación a descubrir la belleza y complejidad del mundo numérico.