En un esfuerzo por descifrar la experiencia de usuarios marginalizados en plataformas digitales, un grupo de investigadores ha centrado su atención en las comunidades de minorías étnicas e identidades femeninas en Bangladesh. A través de una serie de entrevistas semiestructuradas, el estudio arroja luz sobre cómo la identidad interseccional de estos usuarios influye en su interacción con discursos de odio en línea.
Los resultados de este trabajo ofrecen un nuevo prisma: el concepto de “usership”, un marco que comparte una estructura conceptual con el de la ciudadanía. Los parámetros que definen esta “usership” incluyen el estatus legal, la pertenencia cultural, los derechos de expresión y la participación en la plataforma. A través de esta lente, los investigadores buscan dar cuenta de como las plataformas de contenido digital pueden perpetuar desigualdades estructurales, exacerbando la exclusión cultural y limitando el ejercicio de derechos fundamentales por parte de los usuarios subalternos, como los pertenecientes a las minorías étnicas en Bangladesh.
Mediante esta investigación se evidenció que los usuarios de comunidades adivasi y mujeres en contexto sin acceso a tecnologías mediadas se encuentran en desventaja en aspectos tan fundamentales como la libertad de expresión y el ejercicio de derechos socioculturales y políticos. A menudo, estos usuarios son objeto de alienación cultural basada en diferencias físicas, rumores mal intencionados y prácticas culturales estigmatizadas.
Además, la moderación de contenido en estas plataformas, que generalmente favorece a los grupos culturales mayoritarios, no sólo falla en proteger efectivamente a las comunidades marginalizadas sino que también carece de métodos inclusivos que fomenten la participación equitativa en la gestión de contenido. Los participantes del estudio destacaron que a pesar de tener acceso a plataformas de redes sociales, sus voces son a menudo silenciadas por falta de respuesta, o peor, sofocadas por la proliferación de discursos de odio, resultando en una desventaja psicológica y económica.
La investigación sugiere que las plataformas digitales deben reexaminar sus prácticas de gobernanza y moderación, priorizando una representación justa y contextual que tenga en cuenta las complejidades culturales para todos sus usuarios. La implementación de principios que no solo permitan, sino que fomenten la participación activa y significativa de estos usuarios es esencial para salvaguardar tanto su bienestar como su empoderamiento digital.