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martes 22 de de 2024

Desinformación en las Elecciones: La Sombra que Manipula el Sentir Colectivo

Manipulan el Sentido Común: La Influyente Desinformación en las Elecciones Estadounidenses

En un tiempo no tan lejano, la desinformación se erigió como un titiritero manipulando la marioneta colectiva del sentido común durante el ciclo electoral estadounidense, entrelazando ficción con realidad e influyendo en la percepción pública.

Los procesos electorales en Estados Unidos hicieron gala de su particular complejidad, variando de estado en estado, rodeados de un ambiente de incertidumbre acentuado por la creciente desinformación. Los rumores electorales difundidos masivamente en línea en 2020 y 2022 demostraron cómo estas falsedades disruptivas afectaban la capacidad de las audiencias para discernir la realidad, moldeando marcos interpretativos a través de relatos profundos que nos conducían a conclusiones erróneas.

Diseminada y participativa, la desinformación alcanzó su cúspide en las elecciones del 2020 como parte de un elaborado juego de engaños que llevó a algunos sectores de la población a creer en un fraude electoral. Un estudio cualitativo nos revela cómo esta narrativa contribuyó a eventos de gran repercusión, como la insurrección en el Capitolio el 6 de enero de 2021, hilvanando un argumento colectivo de desacuerdo electoral.

Las redes sociales, ese viejo cómplice de las noticias virales, se convirtieron en un caldo de cultivo para las historias apócrifas, destacando incidentes como los de las supuestas irregularidades con los bolígrafos Sharpie en Maricopa, Arizona, y las fallas de máquinas de tabulación, todas ellas reforzadas por las credenciales y autoridad percibida de sus promotores.

El concepto de “historias profundas” se introdujo como un espina dorsal de narrativas adaptadas a cada interpretación y se usó en repetidas ocasiones como marco interpretativo para futuros eventos. Influencers y líderes políticos de renombre vieron en estas historias una tela a medida para coser cuentos futuros, erosionando la frontera entre plausibilidad y realidad.

En su máxima expresión, esta falibilidad del sentido común quedó al descubierto cuando los rumores de fraude se convirtieron no sólo en una narrativa ampliamente aceptada, sino en parte fundamental de la identidad colectiva. La manipulación del sentido común es, desde esta perspectiva, un ataque al nivel del “significado”, y no sólo de la información.

Podríamos catalogar estos incidentes como un desafío para la Integridad Electoral. Al fin y al cabo, el combate a la desinformación requerirá más que regulaciones, demandará una revisión del propio sentido interpretativo de la colectividad, porque como hemos visto, lo visible no siempre refleja la verdad y el eco de las historias profundas reverbera, mucho más allá de los hechos presentes.

El bastión más firme contra la desinformación no es la certeza inerte, es la continua exploración crítica y la comprensión social de nuestra frágil humanidad.