El algoritmo de Gale-Shapley ha demostrado ser una herramienta eficaz para resolver lo que se conoce como el “problema del emparejamiento estable”. Este algoritmo permite encontrar el mejor emparejamiento posible para dos grupos de igual tamaño, ya sea en situaciones románticas o en contextos educativos y profesionales.
Fue desarrollado por los matemáticos David Gale y Lloyd Shapley en 1962, quienes demostraron que para cualquier conjunto de personas y preferencias existe un emparejamiento donde ninguna pareja optaría por cambiar de compañeros mutuamente. Este algoritmo ha sido instrumental para asignar estudiantes a escuelas, emparejar residentes médicos con hospitales y ha inspirado los algoritmos detrás de algunas aplicaciones de citas.
En el contexto de un experimento romántico, se despliegan los participantes en un proceso donde cada uno debe listar sus preferencias del sexo opuesto. Las propuestas iniciales se hacen por un grupo (por ejemplo, las mujeres); posteriormente se van realizando rondas de emparejamiento y rechazos hasta alcanzar una estabilidad donde ningún individuo tiene a alguien preferido que le correspondería. Curiosamente, el grupo que propone primero suele tener una ligera ventaja.
Alvin Roth, economista de Stanford, adaptó esta metodología para programas de residencias médicas junto a algunos ajustes para mejorar la equidad, como permitir que los residentes propongan primero. Estas prácticas aseguraron emparejamientos estables durante décadas y fueron reconocidas con un premio Nobel en 2012.
El algoritmo también está diseñado para afrontar el emparejamiento de estudiantes en escuelas públicas de ciudades importantes como Nueva York y Boston. Gracias al uso de esta estrategia, el número de estudiantes colocados en sus opciones preferidas aumentó significativamente.
En el ámbito de las citas, aunque los usuarios no realicen un ranking explícito de sus parejas potenciales, las aplicaciones analizan el comportamiento y preferencias para sugerir “emparejamientos ideales” siguiendo un enfoque inspirado en Gale-Shapley.
No obstante, este algoritmo no está exento de críticas, ya que puede reflejar y amplificar sesgos preexistentes en los datos de clasificación, afectando especialmente a las minorías raciales. Propuestas para mitigar estas desigualdades incluyen la utilización de paneles más diversos y ajustar las ponderaciones en los rankings.
A pesar de ciertos desafíos, la simplicidad y efectividad del algoritmo de Gale-Shapley, así como su capacidad para promover la honestidad, lo continúan consolidando como una herramienta irremplazable para asegurar emparejamientos efectivos y sin conflictos mayores en diversos contextos.