El brote de mpox en África, y particularmente en la República Democrática del Congo, se encuentra en un punto crítico debido a la falta de vacunas y a la propagación rápida del virus, que ha alcanzado niveles preocupantes. La Organización Mundial de la Salud (OMS) autorizó en septiembre de 2024 el uso del Jynneos, una vacuna contra la viruela, para acelerar la distribución de dosis en el continente africano. Sin embargo, la llegada de vacunas ha sido desigual, con países como Nigeria recibiendo solo 10,000 dosis, mientras el Congo obtuvo alrededor de 99,000 inyecciones.
Desde que se detectara por primera vez la propagación internacional de mpox en 2022, el número de casos ha seguido aumentando en partes de África central, impulsados por una variante nueva denominada clade Ib. Esta variante ha mostrado una mayor capacidad de transmisión entre humanos, desplazándose más allá de las redes sexuales, llegando incluso a hogares superpoblados y afectando de manera notable a niños menores de cinco años. Hasta el 13 de septiembre, se habían registrado casi 6,000 casos confirmados en 15 países africanos, con un índice de mortalidad preocupante que alcanza 724 fallecimientos.
Los clades I y II del virus, que presentan diferencias en su distribución geográfica y severidad, han representado retos significativos para las autoridades de salud. Mientras que el clade I presenta un riesgo considerable, especialmente entre los niños y en entornos con calidad de atención limitada, el clade II ha sido más prevalente en las redes sexuales de adultos en el occidente del continente.
Entre los desafíos que existen para controlar la situación, se destaca la necesidad urgente de asegurar que las vacunas lleguen a las poblaciones afectadas, mientras los científicos persisten en la investigación de estas variantes y la efectividad de las vacunas existentes. Un nuevo candidato a vacuna, todavía en pruebas, ha mostrado resultados prometedores en primates Macaca Mulatta al ofrecer más protección comparado con el Jynneos.
Es evidente la importancia de aplicar estrategias integrales que combinen tanto la introducción de nuevas vacunas como enfoques de atención primaria para mitigar el impacto del mpox en la región. Sin una acción concertada, el continente seguirá enfrentándose a brotes y la amenaza de variantes más virulentas que podrían extenderse internacionalmente, comprometiendo la salud pública global.