Un reciente estudio liderado por Evelina Fedorenko en el McGovern Institute for Brain Research del MIT ha arrojado luz sobre la interrelación entre lenguaje y pensamiento, revelando que ambos son sistemas cerebrales independientes. Este hallazgo desafía la noción tradicional de que el lenguaje es fundamental para los procesos cognitivos complejos. A lo largo de 15 años, Fedorenko ha empleado nuevas técnicas de imágenes cerebrales para evaluar cómo el cerebro procesa estos dos aspectos fundamentales de la cognición humana.
Citando ejemplos de la naturaleza, como chimpancés que realizan tareas estratégicas y cuervos que fabrican herramientas, el estudio argumenta que el lenguaje no es necesario para algunas formas de pensamiento avanzado. Los seres humanos, incluso aquellos afectados por afasia severa, pueden seguir resolviendo problemas complejos, lo cual sugiere que nuestra cognición más elevada puede ocurrir sin la ayuda de las palabras.
A lo largo de la investigación, Fedorenko y su equipo analizaron flujos sanguíneos cerebrales durante la realización de tareas para discernir la separación o superposición entre las áreas lingüísticas y aquellas utilizadas para resolver problemas matemáticos y otras tareas de razonamiento. La evidencia acumulada indica que las regiones del lenguaje permanecen inactivas durante actividades de pensamiento que no implican palabras.
El lenguaje, según el estudio, juega un rol crucial más como una herramienta de comunicación que como un recurso para el pensamiento. Sirve como un “atajo para la telepatía”, permitiendo transmitir ideas y conocimientos de manera efectiva entre individuos, y facilitando la transmisión de saberes esenciales para la evolución social y cultural humana.
Estos descubrimientos también están influyendo en el campo de la inteligencia artificial, donde los modelos de lenguaje están siendo analizados para entender cómo el cerebro humano organiza y procesa la información lingüística. Aunque estas inteligencias artificiales no piensan de la misma manera que los humanos, ofrecen un modelo interesante para estudiar la interacción entre sistemas lingüísticos y de razonamiento.
Con este cuerpo de trabajo, la investigación abre un abanico de futuras exploraciones sobre cómo lenguaje y pensamiento pueden interactuar y contraponerse, lo que podría iluminar aún más el entendimiento de lo que realmente significa pensar sin palabras. Fedorenko subraya que, así como ha demostrado que los sistemas son distintos, vislumbra un futuro donde las interacciones entre ambos podrían revelarse más complejas gracias al avance tecnológico y científico. La investigación proporciona una base robusta para futuras investigaciones y aplicaciones en neurociencia y cognición, además de desafiar creencias establecidas.