Un reciente estudio ha arrojado luz sobre cómo el cerebro humano procesa el enigmático concepto del número cero, desvelando que este es gestionado en al menos dos áreas específicas del cerebro. Esta peculiaridad del cero se apreció en la investigación realizada por Andreas Nieder y Florian Mormann, donde participaron 17 pacientes con epilepsia. Los individuos, con microelectrodos insertos en sus lóbulos temporales para la futura intervención quirúrgica, demostraron a través de su actividad neuronal que el cerebro distingue entre el conjunto vacío (una representación física) y el número cero (un signifiglobo lingüístico).
Durante el experimento, los participantes observaron pantallas que presentaban conjuntos de puntos, donde cero era una nube vacía, y números arábigos del 0 al 9. Los neurocientíficos observaron respuestas neuronales específicas tanto para el conjunto vacío como para el simbolismo del cero como número, situando ambos en un espectro mental cuantitativo, aunque de manera diferenciada.
Se descubrió que procesar el conjunto vacío requiere un mayor tiempo en comparación con el procesamiento del numeral simbólico 0. Este hallazgo subraya la particularidad del cero, visto como un “tío excéntrico” dentro del ámbito numérico. Además, Ben Harvey, un experto en neurología, destacó que otros números presentan un patrón cerebral similar, diferenciándose puntos de cantidades de cifras simbólicas correspondientes.
La capacidad de conceptualizar cero como ausencia, cantidad, o número es un fenómeno aprendido exclusivamente por humanos, usualmente comprendido alrededor de los seis años. Ciertos individuos que han sufrido un ictus evidencian dificultad para procesar números que contienen el dígito cero, lo que sugiere que este tiene una representación neural especial en la mente humana.
Estas investigaciones, realizadas con métodos diferentes pero complementarios a lo largo de diversos estudios, proporcionan un mayor entendimiento sobre cómo nuestro cerebro categoriza, estructura y maneja la idea de la nada representada numéricamente. Evidencian que, a pesar de su singularidad, el cero ha de ser integrado en el desarrollo matemático como esencial para nuestra concepción del mundo.