El descubrimiento reciente ha puesto fin a la inquietante anomalía sobre el peso del bosón W que había inquietado a la comunidad científica desde 2022. El CMS, un influyente experimento del Gran Colisionador de Hadrones (LHC) en el CERN, ha medido la masa de esta partícula elemental, arrojando un resultado en plena concordancia con el Modelo Estándar, el sólido marco teórico que explica a la perfección el comportamiento de partículas y fuerzas conocidas.
Este ejercicio de meticulosa precisión surge tras una década de dedicación rigurosa por parte del equipo de CMS, quienes revelaron el pasado 17 de septiembre que la masa del bosón W se encuentra en 80,360.2 millones de electronvoltios. Esta cifra, celebrada con un aplauso generalizado, fue divulgada en un seminario en el desde siempre paradigmático CERN, cerca de Ginebra, Suiza.
Anteriormente, un desfasado dato obtenido en el Fermilab en Illinois, había planteado que la masa del bosón W podría ser superior a la que predecía el Modelo Estándar. Esas cifras avivaron el entusiasmo por descubrir insospechados fenómenos, sugiriendo la posible existencia de física más allá del modelo conocido. Sin embargo, el hallazgo actual declara con firmeza que tal anomalía no es el preludio de un nuevo paradigma, sino más bien, una singularidad que debe ser reevaluada en ambas colaboraciones.
La exactitud alcanzada en el experimento CMS, junto con los corroborantes análisis procedentes de otros experimentos en el LHC tales como ATLAS y LHCb, restituye la fe en la validez del Modelo Estándar. “El modelo aún tiene mucho que ofrecer”, aseguró Florencia Canelli, quien participa en el experimento CMS, aludiendo a las nuevas herramientas que el proceso de 10 años ha brindado a la ciencia para realizar mediciones aún más precisas.
El análisis del CMS ha consistido en descomponer propiedades de partículas como los muones, derivados de colisiones de protones, frente a simulaciones computarizadas que abarcaron millones de colisiones. Este resultado facilita la compresión de fenómenos que permanecen ocultos dentro de la compleja amalgama de partículas.
Una cuestión sin resolver queda colgando: la disparidad entre este resultado y los datos del CDF. El porqué de este desacuerdo intriga a los expertos, incitados a estudiar minuciosamente los métodos utilizados en ambos experimentos para acercar posturas.
Al menos por ahora, podemos descansar en la comodidad que otorgan los resultados contundentes de CMS, pero la búsqueda de una potencial ruptura en el modelo persiste. Que este sea el detonante para futuras investigaciones precisas que desafíen aún más los confines del conocimiento humano.