Jacqueline Gerson, una biogeoquímica apasionada por desentrañar los secretos del mercurio, comenzó su aventura científica en la remota región de Madre de Dios, Perú, un lugar conocido por su biodiversidad única. En 2017, Gerson realizó su primer viaje a este rincón del Amazonas. Mientras navegaba por sus caudalosos ríos, la transición del paisaje la impactó: del majestuoso y denso bosque primario al estigma del deterioro marcado por pilas de sedimentos y deforestación. La responsable de este cambio era la minería artesanal de oro, una industria que sostiene la mitad de la economía local.
A través de herramientas rudimentarias, los mineros mezclan mercurio con sedimentos fluviales para extraer oro. Este proceso contamina el ambiente, liberando mercurio en el aire. Globalmente, tales operaciones contribuyen a más del 35% de las emisiones de mercurio antropogénicas anualmente, una cifra alarmante que coloca a la minería artesanal de oro como uno de los principales emisores de este tóxico.
El mercurio, una vez liberado, se convierte en metilmercurio, una forma más tóxica que se acumula en los organismos. Esta bioacumulación afecta gravemente el sistema nervioso central y otros órganos, teniendo consecuencias devastadoras para la salud. Fue este desafío lo que llevó a Gerson a investigar los movimientos de mercurio en el ambiente.
En el verano de 2018, Gerson regresó a Madre de Dios para ahondar en su investigación. Descubrió que el mercurio no solo estaba presente en las inmediaciones de las minas, sino que se infiltraba furtivamente en los lugares más inesperados. Las hojas de los árboles en la Concesión Biológica Los Amigos, una reserva prístina, capturaban mercurio del aire, resultando en niveles sorprendentes de este contaminante. Los pájaros de la zona exhibían niveles de mercurio alarmantes, ilustrando el impacto generalizado en la vida silvestre.
El interés de Gerson por el mercurio comenzó con su servicio en el Cuerpo de Paz en Senegal, donde el riesgo de exposición personal a contaminantes generó una chispa investigativa. Continuó sus estudios en Estados Unidos, donde lideró proyectos para concienciar sobre los peligros del mercurio en comunidades mineras, aumentando el uso de dispositivos mitigadores conocidos como retortas.
Con su experiencia, Gerson también busca ampliar el acceso a la ciencia, difundiendo estrategias inclusivas para aspirantes a científicos. A través de iniciativas educativas y colaboraciones, está abriendo caminos hacia una mayor comprensión científica y equidad social.
En conclusión, el trabajo de Jacqueline Gerson resalta una verdad inquietante: la vasta interconexión de los ecosistemas y la necesidad urgente de abordar la contaminación por mercurio. Su compromiso con la ciencia inclusiva y sostenible ilumina caminos hacia un futuro más seguro y consciente.