La reciente investigación sugiere que las partículas de polvo procedentes del Sáhara, transportadas por vientos fuertes a través del Océano Atlántico, sufren reacciones químicas atmosféricas. Estas transformaciones químicas incrementan la solubilidad del hierro en el polvo, haciéndolo más accesible para los organismos marinos. Según el estudio publicado el 20 de septiembre de 2024 en “Frontiers in Marine Science”, estas partículas fertilizan mares deficientes en hierro, fomentando proliferaciones de fitoplancton que terminan siendo la base de la cadena alimenticia marina.
Cada año, más de 240 millones de toneladas métricas de polvo del Sáhara cruzan el Atlántico. Este fenómeno tiene un impacto notable en los ecosistemas oceánicos del Atlántico debido a su contenido en hierro, esencial para la fotosíntesis de los fitoplancton. Estos organismos convierten el dióxido de carbono en azúcares, sustentando así a otros seres vivos, incluyendo pequeños peces y a los depredadores que se alimentan de ellos. Estudios previos apoyan la idea de que el hierro del polvo se vuelve más soluble tras reacciones fotoquímicas durante su travesía.
Los científicos Timothy Lyons y Jeremy Owens analizaron muestras de núcleos de sedimentos del fondo marino del Atlántico para identificar los cambios en la composición del polvo durante los últimos 120,000 años. La cantidad de hierro “reactivo” disminuye conforme el polvo se aleja de África, lo cual, según los investigadores, se debe a que este hierro es destruido por ácidos y radiación ultravioleta mientras está en el aire, por lo que solo un pequeño porcentaje llega a los litorales distantes.
Entre los hallazgos más sorprendentes está que en las muestras más alejadas hacia el oeste, solo el 9% del hierro era “reactivo”, comparado con el 18% encontrado en las cercanas al continente africano. Esto resalta la importancia de los procesos atmosféricos en el transporte de nutrientes esenciales a regiones del océano que carecen fuentes terrestres cercanas.
El estudio también sugiere que el hierro del polvo podría atraer a especies comerciales importantes como el atún listado del Atlántico, lo que añade una dimensión económica a este fenómeno natural. Natalie Mahowald, científica atmosférica, apoya estas conclusiones, aunque señala la dificultad de identificar las fuentes exactas del hierro debido a otros posibles orígenes como incendios forestales en Norteamérica.
A futuro, se podrían analizar más sedimentos para mejorar nuestro entendimiento de cómo el polvo ha impactado el Atlántico, lo que podría tener implicaciones significativas para la ecología y la economía de la región.