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viernes 11 de de 2024

Innovador tratamiento contra el cáncer con haces radiactivos

La lucha contra el cáncer ha dado un gran paso adelante gracias a la innovación en el uso de haces de partículas radiactivas. En un estudio reciente, se logró con éxito el tratamiento de tumores en ratones utilizando un haz de iones radiactivos de carbono-11, marcando un hito en la oncología de precisión. Este método no solo proporciona un impacto concentrado sobre las células tumorales, sino que también permite a los científicos visualizar la ubicación exacta de la intervención en tiempo real.

Los investigadores hicieron uso de los iones de carbono-11, que son radiactivos debido a un neutrón menos en sus núcleos atómicos comparados con los de carbono-12, convencionalmente usados en terapias. La desintegración de estos iones emite positrones, que pueden ser detectados mediante tomografía por emisión de positrones (PET). Este proceso es crucial, ya que proporciona una imagen clara y precisa del área tratada, asegurando que el tumor recibe la dosis necesaria mientras se minimizan daños colaterales.

Las técnicas actuales, que emplean partículas estables como los iones de carbono-12, enfrentan la limitación de no poder confirmar en tiempo real la posición exacta del haz. Los científicos han intentado usar PET para seguir estas partículas estables, pero debido a la escasez de núcleos que se desintegran en material radiactivo, la cantidad de positrones emitidos es insuficiente para un seguimiento preciso. Sin embargo, los haces radiactivos generan muchas más emisiones positrónicas, proporcionando imágenes más nítidas.

El equipo liderado por Marco Durante en el Centro de Investigación en Iones Pesados Helmholtz en Alemania, confirma que esta nueva técnica no solo permite matar las células cancerosas con precisión sino también observar el comportamiento de las partículas dentro del cuerpo, brindando datos sobre la destrucción de vasos sanguíneos que soportan el tumor. Esto resulta fundamental para maximizar la efectividad del tratamiento, reduciendo el suministro energético al cáncer e induciendo su eventual desaparición.

Complementariamente, este procedimiento podría revelar información valiosa sobre cómo los materiales radiactivos se mueven dentro del cuerpo post tratamiento, lo cual es vital para ajustar futuras dosis y evitar efectos secundarios no deseados en tejidos adyacentes.

Este avance abre la puerta a su aplicación en humanos, principalmente en aquellos casos donde el tumor está adyacente a órganos críticos como la médula espinal o el tronco cerebral, donde la alta precisión es fundamental.