Una noche de buen descanso es más que cerrar los ojos durante ocho horas. Los científicos explican que el sueño saludable implica transitar por ciclos de sueño que duran aproximadamente 90 minutos cada uno, a menudo culminando en despertares breves incluso sin recordarlos al día siguiente. En el transcurso de una noche, un adulto experimenta entre cinco y seis de estos ciclos, comenzando con un sueño superficial y pasando por etapas de sueño profundo, para luego llegar al sueño REM, donde acontecen los sueños vívidos.
No obstante, descansar bien no sólo se trata de la cantidad de horas dormidas, sino de su calidad. Los expertos señalan que idealmente, uno debería poder conciliaren sueño dentro de los primeros 30 minutos de estar en la cama y lograr dormir sin interrupciones prolongadas. Al amanecer, la expectativa es sentirse renovado y alerta. Si, por el contrario, se experimenta somnolencia diurna a pesar de obtener más de siete horas de sueño por noche, podría ser una señal de alarma para consultar con un médico general.
Los trastornos del sueño son prevalentes, afectando a un gran número de personas. Hasta un 25% de los adultos lidian con el insomnio, que dificulta en gran medida el inicio, mantenimiento o terminar de dormir a una hora adecuada. La apnea del sueño, que involucra pausas respiratorias durante la noche, afecta a un 20% de los adultos jóvenes y alcanza al 40% en la mediana edad. A pesar de estos retos, existen tratamientos efectivos que se pueden explorar para mejorar la calidad del descanso.
Otros factores como enfermedades crónicas, medicación, o interrupciones causadas por niños, mascotas o ruido, también pueden alterar el sueño. Evaluar el impacto de estos despertares y otros síntomas eventualmente recomienda buscar la ayuda de un psicólogo especializado en sueño.
Aunque dispositivos como relojes inteligentes intentan monitorear nuestro descanso, su precisión no alcanza la de estudios de laboratorio como la polisomnografía, que analiza profundamente ondas cerebrales y otros indicadores durante el sueño. Tomar en cuenta las pautas de sueño a lo largo del tiempo y mejorar rutinas puede favorecer el descanso. En caso de preocupación, se sugiere consultar con profesionales de salud especializados.