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martes 24 de de 2024

La Promesa de la Terapia Genética en la Lucha Contra la Enfermedad de Células Falciformes

La enfermedad de células falciformes, identificada hace más de un siglo, continúa siendo una preocupación significativa para la salud global a pesar de los avances científicos logrados. Se estima que alrededor de 100,000 personas en los Estados Unidos y 20 millones en todo el mundo viven con esta afección, que surge de una mutación puntual en el gen HBB, transformando el ADN base de GAG a GTG. Esta mutación provoca la formación de hemoglobinas defectuosas, causando que los glóbulos rojos adopten una forma similar a una hoz.

Las células falciformes son rígidas y susceptibles a quedar atrapadas en los vasos sanguíneos, lo que reduce gravemente su capacidad para transportar oxígeno, desencadenando problemas inflamatorios por la liberación de heme en el torrente sanguíneo, y potencialmente conducen a daños en órganos a largo plazo si no se trata adecuadamente. La rigidez de estas células, y las consiguientes crisis de dolor, representan serios riesgos de salud incluyendo posibles fallos cardíacos.

Históricamente, se han obtenido importantes logros en el diagnóstico y tratamiento de esta enfermedad. En 1949, la investigación liderada por Linus Pauling la reconoció como la primera “enfermedad molecular”. La aprobación de fármacos como la hidroxiurea en 1998 supuso un paso adelante, al aumentar la hemoglobina fetal flexible, y más recientemente, la L-glutamina fue aprobada en 2017, reduciendo complicaciones severas.

La terapia génica ha emergido como punta de lanza en el tratamiento de esta enfermedad. En el año 2023, la FDA aprobó dos terapias génicas prometedoras que emplean tecnologías avanzadas de edición genética, como CRISPR-Cas9, para incrementar la producción de hemoglobina fetal. Los avances en CRISPR mantienen la esperanza de curar la enfermedad, reemplazando genes defectuosos y prolongando vidas.

Sin embargo, estas terapias innovadoras plantean problemas de accesibilidad y equidad debido a sus costos elevados. Aunque los desarrollos recientes ofrecen un atisbo de esperanza para los millones afectados, aún es vital asegurar que estas soluciones sean alcanzables para todos, marcando un futuro donde la enfermedad de células falciformes pueda ser tratada de manera eficaz y equitativa.