Recientes tormentas severas han causado lluvias récord en ambas costas del Atlántico. Desde el 13 de septiembre de 2024, áreas de Europa Central y la costa este de Carolina del Norte han sido arrasadas por aguaceros extremos, acumulando hasta 18 pulgadas de lluvia en ciertos lugares. Países como Austria, Polonia, Rumanía y la República Checa fueron testigos de estas precipitaciones récord, con trágicas consecuencias, resultando en al menos 22 personas fallecidas.
Por otro lado, las Carolinas en EE. UU. recibieron más de 12 pulgadas de lluvia en 12 horas el 16 de septiembre, complicando el panorama tras los estragos dejados por la Tormenta Tropical Debby en agosto. Esta inundación fue descrita como un evento que ocurre una vez en mil años en Carolina del Norte.
Detrás de estas lluvias masivas se encuentran dos fenómenos atmosféricos distintos. En Europa, un bloqueo atmosférico raramente visto mantuvo un sistema cargado de humedad estacionario, provocando las lluvias torrenciales. Estas barreras son producto de meandros muy marcados en la corriente en chorro, fenómeno que, aunque poco común, no es del todo inaudito, según el científico Tim Woollings de la Universidad de Oxford.
Mientras, en los EE. UU., ocurrió una inversión anómala de los vientos predominantes, causando que soplaran de este a oeste debido a un sistema de alta presión al norte de las Carolinas. Este cambio poco convencional causó las fuertes lluvias, comenta Noboru Nakamura, científico atmosférico de la Universidad de Chicago.
Ambos fenómenos se combinaron con altas temperaturas del agua en el Mediterráneo, el Mar Negro y el Atlántico, que contribuyeron a la absorción de grandes cantidades de vapor de agua, amplificando las lluvias y las inundaciones. Esto refuerza las preocupaciones de los científicos sobre el incremento en la frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos a medida que avanza el cambio climático, ya que el aire más caliente retiene más humedad y provoca tormentas más intensas.
La conclusión es clara: estos fenómenos, aunque infrecuentes ahora, podrían volverse más comunes y devastadores en el futuro cercano. El calentamiento global sigue intensificando la severidad de patrones climáticos extremos, alertándonos sobre la intensificación de las olas de calor y las inundaciones en el mundo entero. La batalla contra el cambio climático quiere continuidad y esfuerzos globales coordinados para mitigar estos desastres que agravan la vida en nuestro planeta, desbordando la capacidad de subsistencia de las poblaciones afectadas.