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lunes 7 de de 2024

MicroARN y el Nobel: Una Nueva Frontera en Regulación Genética

El 2024 Nobel de Fisiología o Medicina fue otorgado a los científicos estadounidenses Victor Ambros y Gary Ruvkun por su destacada contribución al entendimiento de la regulación génica a través de su descubrimiento de los microARN. Este hallazgo revolucionario ha abierto un nuevo campo en la regulación de genes, explicando cómo una fracción específica de las instrucciones genéticas del ADN da lugar a proteínas funcionales en distintas células.

El trabajo pionero comenzó con investigaciones en el diminuto gusano C. elegans, pero este mecanismo fue posteriormente identificado también en humanos y en la mayoría de los animales. Ambros realizó su parte de la investigación en la Universidad de Harvard y actualmente es profesor de ciencias naturales en la Universidad de Massachusetts Medical School. Por su parte, Ruvkun llevó a cabo sus experimentos en el Hospital General de Massachusetts y en la Escuela de Medicina de Harvard, donde ostenta la posición de profesor de genética.

Durante una conferencia de prensa en Estocolmo, Olle Kämpe, vicepresidente del Comité Nobel para Fisiología o Medicina 2024, destacó que el descubrimiento de los microARN introdujo un mecanismo inesperado de regulación génica. Este mecanismo novedoso se desvela en el proceso donde los genes se transcriben en ARN mensajero (ARNm), que posteriormente se traduce en proteínas. Estas proteínas desempeñan funciones vitales en cualquier célula, ya sea en tejidos nerviosos, musculares, o dentro del sistema inmunológico.

La historia se remonta a la década de 1980, cuando Ambros y Ruvkun comenzaron como postdoctorales en el laboratorio de Robert Horvitz, quien en 2002 ganó el Premio Nobel por describir la regulación genética de la muerte celular en C. elegans. Inicialmente, observaron “formas mutantes” del gusano con desarrollo alternativo; una, bajo el gen lin-4, resultaba en un gusano más grande, y la otra, lin-14, en uno más pequeño.

Ambros descubrió que lin-4 negativamente regulaba lin-14, pero el mecanismo era aún desconocido. Años después, en Harvard, al intentar clonar el gen lin-4, halló una molécula de ARN tan pequeña que no podía producir una proteína. Simultáneamente, Ruvkun determinó que lin-4 impedía la traducción del lin-14 a proteínas tras comprobar la correspondencia entre secuencias de lin-4 y el extremo de mRNA de lin-14. Esta interacción bloqueaba la producción de proteínas, señalando la existencia de un mecanismo regulador dirigido por microARN.

Aunque inicialmente se consideró exclusivo de C. elegans, en el año 2000 Ruvkun identificó la presencia de otro microARN, let-7, en humanos y otros animales. Actualmente, se cree que la humanidad cuenta con más de 1,000 microARN reguladores de la mayoría de los genes. Estos descubrimientos han iluminado el rol de los microARN en el desarrollo de ciertos tipos de cáncer, sugiriendo caminos hacia posibles tratamientos.

En palabras de Kämpe, “la curiosidad por entender el comportamiento de dos gusanos condujo a la revelación de un mecanismo genético completamente nuevo”. Un descubrimiento que demuestra cómo la exploración científica puede desvelar complejidades ocultas de la biología celular, y que podría tener implicaciones clave en la medicina del futuro.