Los coyotes poseen músculos faciales que les permiten realizar expresiones similares a las “miradas de cachorrito triste”, una característica que se creía exclusiva de los perros domésticos. Un hallazgo reciente realizado por el biólogo Patrick Cunningham de la Universidad de Baylor ha revelado que estos animales tienen músculos LAOM sustanciales, situados en el lateral superior de cada ojo, capaces de subir los párpados y crear ese efecto de ojos grandes y melancólicos.
El estudio, publicado el 2 de octubre de 2024 en la revista Royal Society Open Science, involucró el análisis de diez cadáveres de coyotes de Texas. Este descubrimiento sugiere que la capacidad de estos cánidos para realizar expresiones conmovedoras no es un fenómeno aislado de esa región, ya que otros estudios, como el de abril de 2024 en la revista Biology, encontraron músculos similares en coyotes de Pensilvania y Oregón.
La existencia de estos músculos en los coyotes, así como en los perros salvajes africanos, lleva a repensar cómo se desarrollaron estas características en los cánidos, sugiriendo que puede ser un rasgo ancestral en lugar de un resultado exclusivo de la domesticación y la convivencia con humanos.
Cabe destacar que los lobos grises, parientes cercanos de los perros, no presentan estos músculos. Por tanto, la presencia de los “músculos de ternura” en varias especies de cánidos refuerza la idea de que esta habilidad de comunicación emocional es más un legado ancestral que una evolución derivada de la relación perro-humano.