El enfoque de la neurodiversidad en la investigación de la informática social está comenzando a redefinir el panorama del diseño tecnológico orientado a personas neurodivergentes. Un análisis crítico de 84 publicaciones realizadas durante la última década ha demostrado que los sistemas de informática social para estas personas se han desarrollado, tradicionalmente, a partir de un modelo médico que refuerza estereotipos históricos. Sin embargo, está emergiendo un cambio hacia la comprensión de la diversidad cognitiva como una expresión natural de la evolución humana, en lugar de una condición a ser rehabilitada.
La literatura revisada señala que muchas investigaciones sobre informática social aún se aferran a un modelo de déficit, donde la discapacidad se percibe como una desventaja frente a las normas neurotípicas. Sin embargo, esta perspectiva está siendo desafiada por el marco de la neurodiversidad, que busca rediseñar estos sistemas en colaboración con personas neurodivergentes y sus comunidades, privilegiando formas alternativas de socialidad y expresión como valiosas e incluso deseables.
Adicionalmente, se ha identificado que la participación de usuarios neurodivergentes en los procesos de diseño es fundamental para desarrollar tecnología que realmente responda a sus necesidades y preferencias. Métodos de diseño participativo, que incluyen el concepto de doble empatía, se están explorando para crear sistemas más justos y equitativos.
A lo largo de estos estudios se destaca que, aunque hay un interés cada vez más creciente por parte de la comunidad académica sobre la neurodiversidad, aún persisten retos significativos. Estos incluyen superar los prejuicios hacia determinados grupos neurodivergentes, como los niños autistas, que han sido el foco mayormente representado, dejando de lado a otros grupos como adultos neurodivergentes o personas con varias otras discapacidades.
En conclusión, la transición hacia un enfoque de neurodiversidad integral en la informática social no solo promete enriquecer el diseño tecnológico, sino también promover un entorno donde la diversidad cognitiva se respete, valore y celebre. Esto requerirá un compromiso genuino de los investigadores para colaborar de manera auténtica con comunidades neurodivergentes, abrazando así una participación más inclusiva y significativa en el proceso investigativo.