La investigadora y profesora de medicina, Dr. Cristina González, en colaboración con el Instituto para la Excelencia en Equidad de la Salud de la Universidad de Nueva York, busca abordar y mitigar el sesgo implícito en entornos clínicos. La problemática de los prejuicios inconscientes afecta directamente la comunicación y percepción en las consultas médicas. Aunque no son intencionados, estos sesgos pueden complicar las interacciones entre pacientes y profesionales de la salud, limitando la capacidad para un diagnóstico preciso y una atención efectiva.
El sesgo implícito, tal como lo describe González, son asociaciones mentales inconscientes que surgen en situaciones de tensión, fatiga o presión de tiempo. Estos factores, junto con el desconocimiento personal de quienes atienden, conducen a un estilo de comunicación desigual y no inclusivo. Para diagnosticar y abordar este problema, el laboratorio dirigido por González ha estado usando simulaciones de alta fidelidad que replican situaciones clínicas estresantes, observando cómo los prejuicios raciales implícitos afectan la comunicación.
A partir de estas observaciones, el laboratorio ha desarrollado intervenciones educativas para que los estudiantes de medicina y residentes adquieran habilidades esenciales de comunicación, nombradas por González como “habilidades críticas de humanismo”. En su currículo, mediante la práctica de roles y simulaciones controladas, se experimenta en un ambiente seguro la resolución de estos sesgos. Los profesionales ensayan respuestas y disculpas verbales para restaurar el respeto y la confianza perdidos en una consulta influenciada por prejuicios.
González también señala el impacto que tiene el sistema de salud actual en perpetuar tales sesgos. Factores como la presión por tiempos cortos de consulta y la priorización de la eficiencia sobre la relación paciente-médico, fortalecen decisiones apresuradas y no siempre acertadas. Además, se mencionan injusticias testimoniales cuando los pacientes, especialmente minorías, son escuchados menos o tardan más en ser diagnosticados correctamente.
A pesar de los desafíos, González cree que el reconocimiento y la enseñanza de soluciones prácticas es un paso vital hacia la equidad en salud. Sueña con un futuro donde las escuelas de medicina y hospitales consideren el sesgo implícito como una habilidad clínica más, donde los médicos puedan buscar consejo sobre interacciones potencialmente sesgadas sin temor al juicio.
Conclusivamente, la lucha contra el sesgo implícito no es sencilla, pero es un aspecto crucial en la búsqueda de la equidad en salud, y esfuerzos como el de González subrayan la importancia de abordar estos problemas sistémicos en la formación y práctica médica.