Investigadores de todo el mundo están aplaudiendo el nuevo mapa del cerebro de una mosca de la fruta, catalogado como el más completo hasta la fecha. Con cerca de 140,000 neuronas examinadas, la conectividad de este pequeño insecto ha sido revelada a un nivel sin precedentes, registrando más de 54.5 millones de sinapsis.
Este exhaustivo trabajo es fruto de un esfuerzo colaborativo conocido como FlyWire, liderado por los neurocientíficos Mala Murthy y Sebastian Seung de la Universidad de Princeton. Durante más de cuatro años, los investigadores utilizaron imágenes de microscopía electrónica para recrear el diagrama de cableado del cerebro, apoyados por herramientas de inteligencia artificial.
Sin embargo, la tecnología no fue suficiente por sí sola. Millones de correcciones manuales tuvieron lugar, con el apoyo tanto de científicos como de voluntarios, quienes realizaron más de 3 millones de modificaciones para asegurar la precisión del mapa. Este proceso detallado desembocó en la identificación de 8,453 tipos de neuronas, de las cuales 4,581 son completamente nuevas para los biólogos.
En publicaciones recientes en la revista Nature, algunos hallazgos sorprendieron incluso a los expertos. Se descubrió que muchas neuronas, previamente consideradas parte de un solo circuito sensorial, mostraban funciones cruzadas intersensitivas, recibiendo señales de fuentes visuales, auditivas y táctiles.
El mapa ya está disponible para la comunidad científica, permitiendo a los investigadores desarrollar modelos computacionales del cerebro de la mosca. Estas simulaciones han confirmado, con un 90% de precisión, la actividad neuronal observada en moscas reales, como la respuesta a señales gustativas dulces y amargas.
El estudio también identificó circuitos nerviosos responsables de interrumpir el movimiento de la mosca, con implicaciones significativas para comprender los mecanismos de comportamiento del insecto. Se apreció una notable diferencia en la densidad neuronal entre este mapa y un anterior llamado “hemibrazo”, destacando variaciones en el cuerpo en forma de hongo, estructura cerebral clave en el olfato.
Aunque el trabajo ha supuesto un gran avance, los investigadores reconocen que aún queda un largo camino por delante. El análisis actual mapea conexiones químicas, pero no aborda las sinapsis eléctricas ni la comunicación neuronal fuera de estas. El próximo objetivo incluye la creación de un mapa cerebral de una mosca macho para estudiar comportamientos específicos de género.
A pesar de ciertos límites y desafíos, este logro marca un hito significativo en la neurociencia. La comunidad científica espera que este mapa impulse nuevas investigaciones y descubrimientos sobre el cerebro, no solo de las moscas, sino quizás de organismos más complejos en el futuro.