La alarmante situación que enfrentan los prisioneros de guerra ucranianos en manos rusas ha sido objeto de creciente preocupación internacional tras el último informe divulgado por el Ministerio de Defensa de Ucrania. Según las recientes cifras publicadas, al menos 177 prisioneros ucranianos han perdido la vida mientras estaban bajo custodia rusa desde el inicio de la invasión total del Kremlin a Ucrania. Este sombrío balance podría ser solo la punta del iceberg ya que, según advierte Viktoriia Tsymbaliuk, representante del Coordinación de Trato a Prisioneros de Guerra, la cifra real es probablemente mucho más elevada, debido a la falta de supervisión internacional y al ocultamiento por parte de Rusia.
A pesar de algunos intercambios de prisioneros entre Moscú y Kiev que han permitido el retorno de alrededor de 3,600 ucranianos, miles siguen en manos rusas, enfrentando condiciones que han sido denunciadas como inhumanas y sistemáticas. Un informe de la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU subraya que la tortura es una práctica generalizada y alentada por las autoridades rusas, quienes han permitido e, inclusive, promovido el trato brutal de los prisioneros de guerra ucranianos. La narrativa es respaldada por testimonios como el de Danylo Kravets, un ex estudiante ucraniano convertido en piloto de drones, quien fue sometido a torturas y humillaciones durante 175 días de encierro en diversas cárceles rusas antes de ser liberado en una de las rondas de intercambios.