Las células en el cuerpo de los mamíferos, como los ratones, utilizan un sistema de limpieza basado en el “canibalismo” para eliminar células muertas. El proceso, detallado por investigadores de la Universidad Rockefeller, implica que las células madre vecinas consuman estas células fallecidas. Este fenómeno fue observado en los folículos pilosos de ratones en etapas avanzadas de vida. A medida que mueren las células madre en los bulbos pilosos, las cercanas las devoran. Curiosamente, este procedimiento ocurre antes de que otras células inmunológicas, como los macrófagos, puedan intervenir.

Esta fagocitosis temprana no solo retira los desechos celulares de manera eficiente, sino que también protege al área de una inflamación excesiva, permitiendo que la población de células madre permanezca estable. Los investigadores explican que las células utiliza dos tipos de receptores, uno que responde a una señal lipídica, “encuéntrame”, liberada por las células moribundas, y otro a un ácido retinoico promovido por células aún saludables.

Estas señales, que activan o desactivan el proceso de limpieza, fueron clave para desentrañar cómo los HFSCs actúan para reabsorber cuerpos celulares sin cronometrar respuestas inmunes innecesarias. Una vez que todas las células muertas son eliminadas, el mecanismo se detiene automáticamente, dejando la señal del ácido retinoico controlar la función normal de las células.

Más interesante aún, el equipo investigador sugiere que esta metodología podría estar presente en otros tejidos del cuerpo mamífero, pero requieren más investigaciones para confirmarlo. Este descubrimiento, según el equipo, aporta una potente estrategia para remover de manera rápida las células que en su estado moribundo podrían ocasionar daños potenciales al tejido.

Una conclusión que se extrae es la eficacia y delicadeza con la que el cuerpo maneja internamente potenciales desechos, garantizando un equilibrio vital entre salud y reparación sin mayores intervenciones externas.