La votación en Alemania ha marcado un hito en la política europea, al apoyar la controversa propuesta de reducir el estado de protección del lobo, permitiendo a las autoridades nacionales más flexibilidad a la hora de otorgar permisos para controlar la población de estos depredadores. La decisión fue anunciada el miércoles durante una reunión de embajadores de la Unión Europea, garantizando así la adopción de la medida por parte de la mayoría de los países miembros.
Según explicó la Ministra de Medio Ambiente alemana, Steffi Lemke, esta decisión se justifica tanto desde un punto de vista de la conservación de la naturaleza como por las necesidades de los ganaderos. La ministra destacó que, aunque se reduce la protección del lobo de ’estrictamente protegido’ a ‘protegido’, esto no implica carta blanca para disparar sin restricciones. La meta sigue siendo mantener el buen estado de conservación del lobo.
El plan cuenta con el respaldo del sector agrícola, que a menudo se enfrenta a los ataques de los lobos sobre el ganado, lo cual es un problema creciente dadas las cifras presentadas por la Comisión Europea; con una población de 20,000 lobos, cada año se registran al menos 65,000 ataques a cabezas de ganado, en su mayoría ovejas y cabras. Esto representa un ínfimo porcentaje del total del ganado ovino de la Unión Europea.
Desde el lado contrario, han surgido preocupaciones por parte de organizaciones conservacionistas y científicos que argumentan que tal medida podría ser el inicio de un retroceso en las normativas de protección de la naturaleza dentro del mandato actual de la Comisión. Además, existe el temor de que otros animales podrían eventualmente verse afectados, aunque desde la Comisión se asegura que la norma se limita únicamente al lobo.
A nivel político, personajes como la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que ha mostrado un especial interés personal en el tema tras la muerte de su pony a manos de un lobo, ven este paso como una victoria personal. Sin embargo, centristas y partidos verdes critican la medida, preocupados por el impacto ambiental a largo plazo.
Aunque la reducción de la protección del lobo ha superado significativos obstáculos, aún queda camino por recorrer antes de que se convierta en ley, incluyendo otros desafíos legislativos y el cumplimiento de condiciones estrictas por parte de Alemania. Sin embargo, se percibe como un paso hacia la coexistencia entre el hombre y el gran depredador, aunque no todos están convencidos de que este sea el camino correcto.
En conclusión, mientras que algunos sectores celebran el hecho de que la medida pueda equilibrar las necesidades económicas y de conservación, otros se mantienen escépticos respecto a las implicaciones de esta derogación y el posible precedente que pueda sentar en el futuro.