En una serie de declaraciones durante la conferencia anual del partido laborista en Liverpool, la ministra del Interior, Angela Eagle, señaló a Donald Trump como uno de los principales responsables de haber llevado el discurso antiinmigrante al centro de las discusiones en el mundo occidental. Durante su intervención, Eagle comentó cómo la retórica del expresidente estadounidense ha contribuido a normalizar ciertos discursos de odio.

Estas palabras llegan en un momento delicado para el gobierno británico, que está intentando reforzar sus lazos con el partido republicano estadounidense ante la inminencia de las elecciones en Estados Unidos. El actual Secretario de Estado británico, David Lammy, parece perseguir una línea más conciliadora hacia Trump, a pesar de haberlo criticado duramente en el pasado.

Eagle también arremetió contra el partido conservador británico, al que acusó de utilizar un lenguaje incendiario para enfrentar la amenaza que representa el partido Reform del derecha Nigel Farage. Según Eagle, este clamor hostil ha permitido que el racismo se muestre de forma más abierta y descarada en las calles británicas.

En el trasfondo de estas declaraciones, se encuentra la tensión que ha caracterizado la política interna y externa del Reino Unido en los últimos años. Mientras el líder laborista Keir Starmer mostró disposición para trabajar con cualquier mandatario que el pueblo estadounidense elija en noviembre, la realidad es que el discurso político en el Reino Unido continúa estando profundamente influenciado por estos debates en torno a la inmigración y el racismo.

En un contexto donde la figura de Trump sigue siendo un faro de controversia, las declaraciones de Eagle instan a una reflexión más profunda sobre los peligros de la normalización de discursos polarizantes y su impacto en las sociedades occidentales.