El empresario israelí Beny Steinmetz se enfrenta nuevamente al escrutinio legal, esta vez en Grecia, donde fue detenido por las autoridades tras su llegada desde Tel Aviv. A Steinmetz se le acusa de participar en un esquema de corrupción en Rumania, donde había sido condenado por conspirar para reclamar ilegalmente tierras que pertenecieron a la monarquía rumana. Aunque las autoridades rumanas emitieron una orden de arresto en su contra, Grecia y Chipre, anteriormente, rechazaron su extradición, citando condiciones inhumanas en las cárceles rumanas.

La detención de Steinmetz en Atenas responde a la decisión de un tribunal europeo que dictaminó la ejecución de la orden rumana, un movimiento que su abogado calificó de “sin precedentes” y un “abuso flagrante de proceso” por parte de Rumania. A pesar de ser arrestado, Steinmetz fue liberado bajo fianza de 5,000 euros, con la restricción de no abandonar Grecia mientras se toma una decisión judicial.

La situación de Steinmetz se enmarca dentro de una larga batalla legal, en la que su extradición ha sido desafiada en varias ocasiones, y, en el pasado, Interpol incluso canceló su orden de arresto. Entre sus coacusados se encuentra el príncipe rumano Paul, quien también ha logrado esquivar la extradición de varios países de la UE.

Este caso ha generado un intenso debate sobre la aplicación de la ley en la UE y las condiciones de detención en Rumania. Mientras la detención del magnate se desarrolla, se espera que los tribunales griegos decidan sobre el futuro legal de Steinmetz, quien sigue insistiendo en su inocencia y el derecho a moverse libremente.