En un giro inesperado del drama real, el ex primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, intentó intervenir para evitar la partida del príncipe Harry del seno de la familia real británica. Según revelaciones incluidas en las memorias próximas a publicarse de Johnson, el propio exmandatario fue solicitado para liderar una conversación “de hombre a hombre” con el duque de Sussex. Esta reunión, celebrada en privado y sin la presencia de asesores en una cumbre de inversión Reino Unido-África, fue un intento fallido de evitar el traslado de Harry y su esposa, Meghan Markle, a California.

El “negocio ridículo”, como lo describe Johnson, tomó lugar en enero de 2020, coincidiendo con el anuncio público del duque y la duquesa de Sussex sobre su intención de retirarse como miembros senior de la realeza. A pesar del sincero esfuerzo, Johnson admitió que la charla de ánimo no surtió efecto, reflejando sus propias palabras al mencionar que era “totalmente inútil”. Este valiente intercambio tuvo lugar después de que Harry expresara públicamente su “gran tristeza” por dejar el Reino Unido, señalando que no veía otra salida.

Desde que los Sussex establecieron su residencia en California, han sido prolíficos en sus emprendimientos mediáticos, lanzando una serie en Netflix y estableciendo el grupo de negocios Archewell. En el relato de los intentos de Johnson, un amigo suyo comentó el humor detrás de la situación, asegurando que “aunque Boris logró el Brexit, no pudo frenar el ‘Megxit’”.

Este episodio destaca la persistente influencia de los traslados y decisiones de la familia real británica en las esferas políticas del país, resaltando la confluencia única de lo político y lo monárquico en la vida pública británica. El intento de Johnson, aunque fallido, subraya el deseo de algunos sectores de mantener la estabilidad y unidad dentro de las tradiciones centenarias del Reino Unido.