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sábado 21 de de 2024

Bulgaria niega su intervención en el caso de los explosivos en pagers de Hezbollah

En los últimos días, un intrigante caso de explosiones de dispositivos de comunicación ha conmocionado partes del Medio Oriente, apuntando a una red de fabricación y distribución que trasciende fronteras. Todo comenzó cuando miembros de Hezbollah inesperadamente sufrieron un ataque mediante la explosión simultánea de pagers y walkie-talkies. Las breves y controladas detonaciones dejaron un saldo trágico de al menos 37 muertos y cientos de heridos en el Líbano y Siria.

Las pesquisas pronto se dirigieron hacia Bulgaria como un posible lugar de fabricación o tránsito de estos dispositivos explosivos. Sin embargo, el gobierno búlgaro, a través de su Agencia Estatal para la Seguridad Nacional (DANS), negó categóricamente cualquier implicación. Las autoridades búlgaras llevaron a cabo investigaciones exhaustivas en varios ministerios, y concluyeron que estos dispositivos no fueron fabricados ni traficados dentro de sus fronteras.

Paralelamente, las sospechas también recayeron en BAC Consulting, una empresa húngara que había obtenido autorización de la firma taiwanesa Gold Apollo para vender productos en ciertas regiones. No obstante, BAC Consulting declinó cualquier responsabilidad, describiéndose solamente como un intermediario sin capacidad de producción en Hungría.

El misterio se profundizó cuando Telex, un medio informativo húngaro, sospechó de una compañía llamada Norta Global, registrada en Bulgaria, como distribuidora de los dispositivos. Sin embargo, DANS rápidamente desmintió tales afirmaciones, indicando que Norta Global no había realizado transacciones que comprometieran a Bulgaria en el caso ni operado bajo leyes antiterroristas especificadas por la Unión Europea y Naciones Unidas.

Con esta cadena de empresas internacionales, en apariencia diseñadas para ocultar el verdadero origen de los dispositivos, el panorama es complejo y eludido por la nebulosa de desinformación. Según Petar Petrov, ex vicepresidente de DANS, todo parece ser parte de una «campaña clásica de desinformación». Reiterando la neutralidad de Bulgaria en conflictos del Medio Oriente, Petrov puso en duda la veracidad de relatos mediáticos en Hungría.

Este caso resalta no solo la capacidad de grupos no estatales de emplear tácticas mortíferas mediante tecnología moderna, sino también las complicadas redes de producción y distribución que pueden surgir en torno a estas operaciones. A medida que se desplieguen más investigaciones, sólo el tiempo dirá el alcance real de estas operaciones encubiertas y su impacto en la seguridad regional.