El America First Policy Institute (AFPI), un influyente grupo conservador ligado al expresidente Donald Trump, ha sido objeto de un ciberataque que puso en situación de alerta a sus directivos. Tras la identificación del suceso, rápidamente contactaron a las autoridades federales para solicitar apoyo en la recuperación y seguridad de sus redes informáticas internas, que según el portavoz Marc Lotter, ya están nuevamente aseguradas.
Lotter remarcó que las tácticas empleadas en la intrusión parecían ser obra de actores patrocinados por estados nación, una amenaza creciente en ámbitos de gobierno y empresas privadas de EE.UU. Sin embargo, no se detalló si se extrajo información o la metodología exacta del ataque, ni la identidad de los responsables, si esta llegó a ser conocida. Mientras tanto, el FBI ha preferido guardar silencio sobre el incidente.
Esta brecha coincide con un panorama de crecientes intentos por parte de actores extranjeros de influir en el proceso electoral de 2024 en EE.UU. Notablemente, la campaña de Trump también ha sido blanco de ataques provenientes de Irán, con alegaciones de que información hackeada fue enviada a personas vinculadas al equipo de Biden.
AFPI, conocido por elaborar planes para una futura administración republicana y albergar a antiguos colaboradores de Trump, ganó prominencia tras su derrota electoral en 2020. La organización, descrita como una suerte de “Casa Blanca en espera”, tiene fuertes nexos con la transición oficial de Trump.
Las advertencias por parte de funcionarios estadounidenses sobre intentos de influir o sembrar desconfianza en el electorado por potencias extranjeras, incluida China, Rusia, e Irán, han sido constantes en los últimos meses. El Fiscal General Merrick Garland destacó públicamente la vigilancia constante hacia estas campañas adversas.
En resumen, el ataque al AFPI representa una pieza más en un puzzle de ciberseguridad donde los grupos ligados al ámbito político son un blanco atractivo y frecuente. Con una posible nueva administración en camino, el grupo se mantiene en la línea de fuego, a la espera de más incursiones, mientras intentan blindar sus estrategias y sistemas ante enemigos cibernéticos.