El Partido Conservador del Reino Unido está atravesando un periodo de reorganización tras una contundente derrota electoral. Un punto central de esta reconfiguración se enfoca en las políticas de energía y clima, con figuras clave del partido articulando estrategias con miras a las próximas conferencias.
Claire Coutinho, exministra de Energía y ahora contraparte de Ed Miliband, lidera la revisión de las políticas climáticas del gobierno. Critica los planes laboristas de descarbonizar la red eléctrica para 2030, calificándolos de apresurados y carentes de estrategia detallada. Su respaldo a Kemi Badenoch en la carrera por el liderazgo, pese a sus diferencias en subsidios verdes, añade más intriga al escenario político conservador.
Andrew Bowie se suma a las críticas contra el objetivo del gobierno de alcanzar energía limpia en 2030. Particularmente, expresa su desacuerdo con la intención laborista de frenar la explotación en el Mar del Norte, decisión que califica de desastrosa.
Mark Garnier, con experiencia del Comité de Seguridad Energética y Cero Emisiones, es un defensor inusual de generar energía solar en el espacio, sustentado por su puesto como director no ejecutivo en una compañía de tecnología solar espacial.
Alicia Kearns, ahora en el equipo opositor de Asuntos Exteriores, mantiene una postura crítica hacia China y sus productos solares en la cadena de suministro británica, reiterando su lucha contra el trabajo esclavo.
Zac Goldsmith, exministro del Medio Ambiente, promueve a la naturaleza como prioridad en las cumbres climáticas de la ONU. Está dispuesto a colaborar con líderes laboristas como David Lammy si eso implica un enfoque fresco en el liderazgo climático global.
Rebecca Pow emerge como la potencial conciencia verde de los conservadores, presionando para que los contendientes al liderazgo del partido reafirmen su compromiso medioambiental y expresando su desacuerdo con los recortes presupuestarios a la agricultura amigable con el medio ambiente.
Graham Stuart, en un enfrentamiento notorio con Ed Miliband, defiende el registro ambiental de los conservadores, aunque se opone a la política laborista de reducir la producción de petróleo y gas del Mar del Norte.
Nick Timothy muestra cautela hacia la meta de descarbonización, lo cual es irónico dado su papel en promulgar cero emisiones cuando trabajaba con Theresa May.
Aphra Brandreth, abogando por la energía nuclear, critica al “gobierno urbano” laborista por malinterpretar las necesidades del campo.
John Gummer, crítico frecuente de Sunak, observa con detenimiento la dirección que puede tomar el partido en cuestiones climáticas bajo un nuevo liderazgo.
Iain Duncan Smith, escéptico de la influencia china en la estrategia cero emisiones del Reino Unido, sigue en primera línea en las discusiones sobre el papel de China en la cadena de suministro energética.
David Frost, asociado ahora al Global Warming Policy Foundation, aporta su perspectiva crítica hacia muchas políticas netas cero recientes.
Boris Johnson, autoproclamado defensor del medio ambiente, sigue vigilando el cumplimiento de sus estrategias de energía limpia, a pesar de los recientes recortes sobre compromisos climáticos por parte de Sunak.
Theresa May, clave en legislar el objetivo de cero emisiones para 2050, sigue influyendo desde la Cámara de los Lores para evitar cualquier debilitamiento del compromiso británico con el medio ambiente.
Figuras clave como Sam Hall y Jack Richardson cobran importancia mientras los conservadores buscan caminos para recuperar terreno político en cuestiones verdes.
En resumen, mientras los conservadores se preparan para su conferencia, hay un alineamiento notable de figuras protagónicas desarrollando una mezcla de críticas y apoyos respecto al enfoque del Gobierno sobre las políticas de energía y clima, con aspiraciones de recuperar la delantera en el discurso ambiental.