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jueves 3 de de 2024

Desafíos Nucleares en el Horizonte Presidencial de EE.UU.

En el contexto de unas elecciones presidenciales tensas en Estados Unidos, el futuro presidente se encuentra ante un panorama nuclear de gran complejidad. Con un arsenal de alrededor de 5,000 armas nucleares, 1,700 de las cuales están listas para su despliegue, Estados Unidos y Rusia poseen conjuntamente la gran mayoría de las 12,000 armas que existen a nivel mundial. No obstante, la reciente suspensión por parte de Rusia de las inspecciones bajo el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START) de 2023, en respuesta a las sanciones occidentales, pone en riesgo un acuerdo que debe renovarse en 2026 para evitar una potencial carrera armamentista. Mientras tanto, un pacto internacional con Irán, destinado a limitar su programa nuclear, expira en 2025, abriendo posibilidades de que este país desarrolle armas nucleares si no se renueva. Además, un informe del Pentágono advierte que China podría duplicar su arsenal nuclear a 1,000 armas para 2030, insinuando propuestas de respuesta de defensa más rígidas.

Por otro lado, si Kamala Harris vence en las elecciones, le tocaría continuar con las políticas nucleares de Joe Biden, que se caracterizan por un enfoque diplomático, extendiendo el acuerdo START con Rusia en 2021, mientras se lleva a cabo un costoso programa de modernización de dos billones de dólares para el arsenal estadounidense. Este plan, iniciado bajo la administración de Barack Obama, enfrenta actualmente una escalada en sus costos, lo que genera dudas sobre su necesidad. Además, un proyecto denominado 2025, en caso de un nuevo mandato de Trump, plantea una expansión aún más agresiva del arsenal estadounidense, incluyendo pruebas nucleares que violarían el Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares.

La historia reciente ha mostrado actitudes contradictorias respecto a las negociaciones nucleares. Trump optó anteriormente por abandonar un acuerdo nuclear con Irán en 2018, además de intentar ampliar el START a un tratado tripartito con Rusia y China; sin embargo, sus intentos fallaron y más tarde amenazó con una carrera armamentista como consecuencia. Su retórica continua, subrayada por declaraciones incendiarias hacia Corea del Norte en 2017, alimenta temores sobre su temperamento manejando crisis nucleares. Estos ejemplos permiten proyectar la aproximación a futuras negociaciones y retos en política nuclear.

La conclusión más inquietante de estas elecciones es que, independientemente de quién asuma el poder, el curso de la política nuclear estadounidense corre el riesgo de permanencia. La urgencia de resolver acuerdos inminentes, el manejo de relaciones diplomáticas con potencias nucleares emergentes como China y el papel sostenido de Rusia en el escenario global, son retos que contribuirán a configurar la estabilidad nuclear mundial. La cuestión es si las opciones elegidas conducirán a un mundo más pacífico o a la sombra de una nueva era de disuasión nuclear.