El gobierno de Estados Unidos planea enviar misiles de rango medio a Ucrania para su flota de F-16 como parte de un paquete de ayuda militar de 375 millones de dólares, el mayor desde mayo, que se anunciaría el próximo lunes. Estas armas, conocidas como Joint Standoff Weapons, tienen un alcance superior a las 70 millas y permitirán a Ucrania mantener sus aviones alejados de las líneas enemigas y las defensas aéreas rusas. Asimismo, se incluirán municiones de artillería, cohetes y misiles de defensa aérea.
Aunque el paquete aún está en proceso de finalización, y podría sufrir modificaciones, la intención es que esta entrega sea la última de extracción presidencial antes del cierre del año fiscal el 30 de septiembre. Bajo esta autoridad otorgada por el Congreso, se extraen armas de los arsenales existentes en EE.UU. para Ucrania, con el dinero destinado a adquirir municiones de reemplazo y equipo, en un esfuerzo coordinado por el Pentágono junto con el Congreso para extender la autoridad de extracción presidencial al próximo año fiscal.
El Comando de las Fuerzas Aéreas en Europa y África ha enfatizado el delicado equilibrio necesario para entrenar tanto a sus aliados como a los pilotos ucranianos, que han sido formados conjuntamente con Dinamarca, aunque el número de pilotos cualificados ha sido limitado debido a las restricciones de entrenamiento.
Las nuevas misiones aún no alcanzan la capacidad que Ucrania ha solicitado, pero dotarán a los pilotos con una herramienta poderosa mientras enfrentan el avance de las tropas rusas en el este. Los ucranianos han visto cómo sus líneas han retrocedido lentamente bajo la presión de las fuerzas rusas. A pesar de ello, los líderes de Ucrania, incluido el presidente Zelenskyy, siguen apelando a los altos mandos en Washington para que permitan el uso de sistemas de misiles tácticos más avanzados desde el país y desarrollen una estrategia más potente contra Rusia.
En el ámbito aéreo, los pilotos ucranianos han enfrentado desafíos críticos, especialmente después del accidente de uno de los F-16 en agosto que actualmente está bajo investigación en Ucrania, sin participación de EE.UU.
Mientras tanto, Ucrania y sus asesores continúan detallando posibles objetivos para sus nuevos sistemas con el fin de maximizar su efectividad contra la infraestructura militar rusa, aunque enfrentan la dificultad adicional de que Rusia ha movido la mayoría de sus recursos fuera del alcance actual de estas armas.
En resumen, el envío de estas armas se presenta como un movimiento estratégico crucial de la administración estadounidense, buscando equilibrar sus obligaciones globales mientras apoya a Ucrania frente a la persistente agresión rusa.