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martes 15 de de 2024

El Declive de los Lores Hereditarios en el Reino Unido

La Cámara de los Lores en el Reino Unido está a punto de experimentar un cambio significativo con la inminente abolición de los Lores hereditarios, una movida respaldada por el nuevo gobierno laborista. Este cambio busca eliminar la herencia de posiciones en la cámara alta por derecho de nacimiento, un esquema que ha permanecido como un vestigio anacrónico en el sistema democrático británico. La propuesta ha generado una oleada de críticas y debates en el ámbito político y social.

El sistema de Lores hereditarios permite que individuos, por el simple hecho de su linaje, participen en el proceso de enmienda y votación de legislaciones sin haber sido elegidos democráticamente. Este método excluye a la mayoría de la población de participar en decisiones parlamentarias cruciales, manteniendo el poder en un circulo exclusivo y privilegiado. Laboristas y críticos del sistema consideran esta práctica obsoleta, especialmente en una época donde la igualdad y la representación justa son de vital importancia.

Es interesante notar que, a pesar de la fortuna y títulos que ostentan, muchos de los Lores hereditarios no rehúyen del subsidio parlamentario establecido por asistir al Parlamento, lo que, desde 2001, ha acumulado un costo de aproximadamente £50 millones para el contribuyente. Esto sumado a una participación parlamentaria mínima, ha desencadenado más controversia, subrayando una tendencia donde los intereses personales prevalecen sobre los asuntos de estado durante sus intervenciones.

Una de las características más irónicas de este sistema es el proceso de elecciones parciales que se realiza cuando un puesto hereditario queda vacante. Entre los 92 Lores que lograron conservar su lugar tras las reformas laboristas de Tony Blair, algunos continuaban siendo elegidos por sus pares, aunque en un proceso extremadamente limitado en representación. Las elecciones internas, a menudo consideradas ineficaces, permiten el acceso a un asiento en la cámara alta únicamente a aquellos pertenecientes a la misma línea de pensamiento que el saliente, haciendo absurdamente pequeño el electorado.

Mientras se discute la abolición de este sistema, se resalta cómo la Casa de los Lores sigue sin reflejar adecuadamente el progreso que se vive incluso a nivel monárquico, donde la sucesión al trono ya no está dictada por género. Actualmente, menos de un tercio del cuerpo está compuesto por mujeres, resultado de prácticas pasadas y desactualizadas que hicieron poco por impulsar la igualdad de género dentro de su estructura.

Cabe destacar que algunos Lores hereditarios han aprovechado su posición para defender causas específicas, a menudo ignoradas en Westminster. Charles Wellesley, el 9º Duque de Wellington, destacó por su lucha contra las compañías de agua que contaminan con aguas residuales, y Anthony Hamilton-Smith, 3º Barón Colwyn, abogó por el uso mejorado de flúor en el agua y mejor atención dental.

A medida que la abolición de los Lores hereditarios parece inminente, se dibuja un futuro con potenciales reformas más inclusivas en el horizonte parlamentario británico. Sin embargo, los defensores de esta estructura tradicional lanzan advertencias de que su eliminación podría complicar el panorama reformista de la Casa de los Lores, sugiriendo una batallas por el futuro de esta institución tan arraigada en la histórica política británica.