En medio del caos por el paso del huracán Helene, Carolina del Norte enfrenta un desafío mayúsculo para asegurar la accesibilidad al voto, crucial en el inminente período electoral. La tormenta dejó un rastro de destrucción de 500 millas, afectando carreteras y comunicaciones, con daños estimados en más de 100 mil millones de dólares y más de 200 muertos en seis estados.
En Carolina del Norte, donde la contienda electoral es especialmente reñida, el huracán golpeó duro. Una vista devastadora se puede observar en la oficina postal de Marshall, afectada por las inundaciones, complicando el proceso de voto por correo. Esto es particularmente problemático dado que el servicio postal ha detenido sus operaciones en gran parte del oeste del estado, y no hay una fecha prevista para el restablecimiento del servicio.
Con miles desplazados y servicios postales interrumpidos, las autoridades, lideradas por Karen Brinson Bell, trabajan a contrarreloj para garantizar que la votación se lleve a cabo eficazmente. “Este nivel de destrucción tan cerca del día de las elecciones es algo sin precedentes”, declaró Bell.
El doctorado de los trastornos continúa con la imposición de la fecha límite para el registro de votantes, el 11 de octubre, mientras que la votación anticipada comienza el 17 de octubre. Sin embargo, las inundaciones inhabilitaron oficinas de elecciones en 12 condados, interrumpiendo el proceso regular. El problema logístico más apremiante es cómo asegurar el acceso de aquellos que optan por el voto presencial en sitios afectados por deslizamientos o carreteras cortadas, sin mencionar las incógnitas sobre el personal electoral disponible.
La Asociación de Transporte de Carolina del Norte declaró que “todas las carreteras en el oeste del estado deben considerarse cerradas”, complica aún más las posibilidades de una solución pronta. “No sabemos dónde han terminado las papeletas ya enviadas dichas”, comentó Gerry Cohen, miembro de la junta electoral.
Por si fuera poco, el proceso de votación ya enfrentaba contratiempos por el intento fallido de Robert F. Kennedy Jr. de retirar su nombre de las papeletas de voto. Con este contexto caótico, la legislatura estatal considera flexibilizar algunas reglas para contrarrestar la pérdida de centros de votación, algo vital ya que los antiguos centros suelen estar en áreas predispuestas a inundaciones.
El reto es monumental: los residentes están más preocupados por su seguridad y solución de necesidades básicas que por votar. Sin embargo, las elecciones anteriormente han demostrado que provisto de los recursos necesarios, es posible salir adelante; tal es la esperanza de las autoridades, que afirman que han enfrentado con éxito elecciones en medio de crisis anteriores, como la pandemia de COVID-19.
El impacto de las tormentas extremas en procesos electorales cobra un significado especial en la investigación conducida por Vasu Mohan y el IDEA, sugiriendo una potencial caída en la participación electoral durante desastres. A pesar de las alarmas, hay confianza en que, con las medidas adecuadas, el derecho al voto será garantizado para todos los afectados por este desastre climatológico.