Solo noticias

y ya

domingo 20 de de 2024

El Resurgimiento del Eugenismo: Retórica Divisoria de Trump

Donald Trump, el candidato presidencial republicano y exmandatario, ha reanimado el viejo y científicamente desacreditado discurso del eugenismo durante su campaña electoral de 2024. En un mitin reciente en Wisconsin, Trump expuso ideas que giran en torno al concepto de “buenos” y “malos” genes, vinculado este último a los inmigrantes, afirmando que algunos poseen genes de asesinos innatos, generando división con tales afirmaciones.

El eugenismo tiene una larga historia en Estados Unidos. Durante el siglo XX, se llevaron a cabo políticas como la esterilización de más de 60,000 personas consideradas “no aptas”. Además, se aprobó la Ley de Inmigración de 1924, propuesta por eugenistas como Harry Laughlin, que impuso severas cuotas de inmigración basadas en supuestos biológicos ahora desmentidos.

Las ideas propugnadas entonces clasificaban a individuos entre los “adaptados” y “no adaptados” basándose en su origen étnico, promoviendo la reproducción selectiva de aquellos considerados superiores. Esta mentalidad dio paso a la restricción migratoria donde regiones enteras fueron excluidas para proteger al país de lo considerado “genética e indeseables”.

Sin embargo, la biología moderna desmiente la existencia de genes asociados a la criminalidad y la pobreza, mostrando que estas manifestaciones humanas dependen más del entorno socioeconómico que de características hereditarias. No obstante, Trump parece ignorar o desechar estos conocimientos, avivando la animosidad racista de sectores conservadores con retórica divisiva basada en ideas anticuadas.

El resurgimiento de un discurso eugenista y más aún de políticas inspiradas por él implicaría un retroceso para Estados Unidos en términos de cohesión social y humanidad, reabriendo heridas raciales históricas bajo el disfraz de pseudociencia genética.

Es crucial recordar que el progreso social y biológico ha superado estas ideas, dejando claro que todos, inmigrantes o ciudadanos, tienen el mismo potencial humano sin importar su linaje genético. Continuar por esta senda del odio solo desplazará lo que realmente construyó la nación: su diversidad y el respeto entre sus habitantes.