La reciente victoria de Olaf Scholz y su partido, el SPD, en el estado de Brandenburg no logró apaciguar la tormenta que azota a la coalición de gobierno en Alemania. La tensa atmósfera política se palpó apenas un día después del triunfo, cuando las diferencias internas saltaron a la palestra. Fue un respiro, sí; pero nada está garantizado todavía, ya que la sombra de la discordia se cierne sobre los tres partidos que componen el gobierno.

La coalición enfrenta un “otoño de decisiones” crucial, según afirmó Christian Lindner, líder del FDP. En los meses venideros, sus miembros deberán abordar políticas clave en torno a la migración, la economía, y lograr un consenso sobre el presupuesto. Estos temas no son sencillos y requieren de un nivel de cooperación que muchos comienzan a dudar que exista actualmente.

Los resultados adversos de los aliados de coalición, los Verdes y el FDP, en elecciones recientes, han sumido a sus filas en una crisis existencial. Con apenas un 4% en Brandenburg, los Verdes no lograron ningún escaño; mientras que el FDP también vio una participación deslucida. Las victorias están siendo esquivas, y el ánimo solo empeora cuando piensan en las elecciones federales que se aproximan en 2025.

Las tensiones derivadas de estos descalabros han dejado a algunos miembros del FDP considerando la posibilidad de abandonar el barco antes de tiempo. Wolfgang Kubicki fue tajante al expresar su escepticismo sobre si la coalición sobrevivirá hasta Navidad.

Por otro lado, Lindner insistió en que el futuro inmediato del gobierno pende de un hilo. Entre los puntos críticos que necesitan atención urgente se encuentran el control de la inmigración, el crecimiento económico y la negociación de un presupuesto viable antes de que llegue el invierno.

A complicar más las cosas, Lindner advirtió sobre un posible conflicto comercial con China debido a los aranceles sobre vehículos eléctricos, lo que afectaría a la ya vulnerable industria automotriz alemana.

El optimismo que alguna vez caracterizó la unión tripartita se desvanece. Omid Nouripour, de los Verdes, expresó sus dudas sobre la capacidad del gobierno para resolver diferencias y avanzar en decisiones claves. Y mientras la incertidumbre impera en Berlín, Scholz celebró modestamente los buenos resultados del SPD desde Nueva York, aunque no pudo evitar mostrar su preocupación por los desafíos que persisten.

A menos que se logre una unidad renovada en las filas gubernamentales, Alemania podría afrontar un futuro político inestable, con su actual gobierno dividida bajo mucho estrés. La historia se está escribiendo, y el “otoño de decisiones” determinará si esta etapa de la política germana concluye con resolución o desencadenamiento de nuevas elecciones.