En un preocupante aumento de tensiones en el Medio Oriente, al menos 274 personas han perdido la vida debido a ataques aéreos israelíes en el Líbano, según han informado las autoridades sanitarias libanesas. Entre las víctimas se cuentan 21 niños que sucumbieron a la devastación de los bombardeos. La ofensiva se enfoca en múltiples objetivos a lo largo del país, todos relacionados con Hezbollah, un grupo militante y partido político respaldado por Irán.

Desde el pasado martes, alrededor de 5,000 personas han resultado heridas debido a las operaciones israelíes, reveló el Ministro de Salud del Líbano, subrayando la urgencia de brindar atención médica inmediata a los afectados. Mientras tanto, la preocupación por un conflicto regional a gran escala crece, particularmente considerando la lucha simultánea de Israel contra los militantes de Hamas en la Franja de Gaza.

Ante la amenaza constante, el Ministro del Interior libanés, Bassam al-Mawlawi, anunció que las escuelas en las principales ciudades, incluyendo Beirut y Trípoli, abrirán sus puertas como refugios temporales para quienes han sido desplazados por la violencia. Los ataques han generado no solo pérdida de vidas, sino también una creciente crisis humanitaria dentro del territorio libanés.

El Ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant, expresó claramente las intenciones israelíes de no cesar en sus ataques hasta alcanzar sus objetivos estratégicos en la región. Por su parte, la reacción internacional no se ha hecho esperar; el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Irán, Nasser Kanani, calificó la reciente oleada de ataques como “una locura” y advirtió sobre las graves repercusiones que podría traer para Israel.

La cadena de eventos se encendió después de que Hezbollah lanzara decenas de cohetes contra una base militar en el norte de Israel, acto que exacerbó todavía más una situación ya de por sí explosiva. El ejército israelí, según sus informes, ha alcanzado al menos 150 blancos relacionados con Hezbollah, en un despliegue militar de gran envergadura.

La creciente espiral de violencia pide una urgente intervención diplomática para evitar que el conflicto se desborde aún más. La comunidad internacional mira con preocupación los últimos desarrollos, conscientes de las posibles consecuencias desastrosas para la estabilidad del ya convulso Medio Oriente. Encontrar un camino hacia la paz exige valentía y diálogo, elementos que parecen escasos en el actual contexto bélico.