En un giro político significativo, el Primer Ministro de Eslovaquia, Robert Fico, ha declarado su intención de restaurar las relaciones con Rusia si la guerra en Ucrania concluye durante su mandato de 2023-2027. En una conferencia de prensa reciente, Fico enfatizó la importancia económica y estratégica de mantener los lazos con Moscú, descartando que el conflicto tenga una solución militar viable.
Esta declaración se produce en un momento crítico, dado que Bratislava se está preparando para una reunión conjunta con el gobierno ucraniano. En esta cumbre, Fico pretende persuadir a Kiev de que continúe siendo un país de tránsito para el gas ruso, un asunto esencial para Eslovaquia y Hungría, especialmente después de que Kiev prohibiera el tránsito de productos de la empresa rusa de energía Lukoil. Ambas naciones dependen de un gasoducto a través de Ucrania, una excepción lograda tras las sanciones de la Unión Europea.
A pesar de la fuerte presión que la Comisión Europea ha ejercido sobre su gobierno para dejar de comprar gas y petróleo rusos, Fico se mantiene firme en su postura. Argumenta que el gas y el petróleo alternativos representan simplemente el mismo producto ruso, pero con tarifas de tránsito elevadas. Además, no reconoce la necesidad de buscar otros proveedores. Esta polémica posición lo ha colocado en el ojo del huracán, dado su conocido discurso pro-ruso. Cabe recordar que en otras ocasiones Fico ha hecho comentarios controvertidos, tales como negar la existencia de un conflicto en Kiev y expresar su deseo de visitar a Putin junto con el primer ministro húngaro Viktor Orbán.
Recientemente, Ucrania aprobó un nuevo esquema que permitiría a Lukoil vender su petróleo a la compañía energética húngara MOL, que posteriormente lo enviaría a la UE a través de Ucrania. Eslovaquia y Hungría ahora buscan acuerdos similares en materia de gas cuando expire el actual contrato de tránsito a finales de este año.
En medio de tensiones geopolíticas y económicas, la postura de Fico puede traer consigo una serie de implicaciones, desde posibles repercusiones económicas derivadas de las sanciones europeas hasta el potencial fortalecimiento de la relación con Rusia, siempre y cuando el conflicto en Ucrania encuentre su final.