El vibrante paisaje de la política tecnológica en Francia se encuentra en agitación, con diversos desarrollos que están marcando el comienzo de un período significativo de cambios. Clara Chappaz, secretaria de Estado al Numérique, se ha puesto al frente del servicio posventa del presupuesto para 2025, proponiéndose para renegociar medidas que apoyen la innovación tecnológica tras su eliminación en el borrador presupuestario. Sin embargo, las restricciones presupuestarias están llevando a suprimir importantes beneficios fiscales como el “jeune entreprise innovante” (JEI) y el crédito de impuesto a la innovación (CII), lo que ha generado una ola de descontento en el mundo de las startups que resuena en LinkedIn.
Mientras tanto, la crítica situación del Centro Nacional de la Música (CNM) es fuente de incertidumbre, pues las plataformas digitales, que deberían contribuir económicamente al CNM a través de la controvertida “taxe streaming”, aún se resisten. Meta y TikTok refutan su obligación de contribuir, mientras que otras plataformas como Deezer discuten sobre los inicios de dicha fiscalización. El CNM se ve obligado a proyectar un presupuesto 2024 menos ambicioso, confiando en menos de 10 millones de euros en ingresos, tras esperar anteriormente 13 millones.
En el mundo del videojuego, el diputado Denis Masséglia ha dirigido una petición al Primer Ministro Michel Barnier ante el potencial riesgo de que Tencent, el coloso chino, adquiera una participación mayoritaria en el estudio francés Ubisoft. “Es una cuestión de soberanía cultural”, argumenta Masséglia, quien ha propuesto enmiendas para fortalecer el crédito fiscal del videojuego, con la intención de expandirlo hasta 2031 y aumentar su límite de exención fiscal.
En el terreno de las telecomunicaciones, el diputado Jean-Philippe Tanguy ha propuesto extender la tasa local corporativa a los servicios digitales de las GAFAM, impulsando el debate sobre la regulación digital en la UE. Aunque la propuesta de Tanguy de aplicar el “fair share” suscita controversia, revela el creciente interés por equilibrar la infraestructura y la contribución económica de los gigantes tecnológicos.
En conclusión, las tensiones en las políticas de apoyo fiscal para la tecnología y el creativo sector del videojuego, junto a los desafíos de la financiación del CNM, son reflejo de la compleja interacción entre regulación, innovación y sostenibilidad financiera. Este clima plantea importantes preguntas sobre el futuro del ecosistema tecnológico francés y la necesidad de negociar soluciones que equilibren excelencia, sostenibilidad y bienestar económico.