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viernes 27 de de 2024

Francia reconsidera la definición legal de violación

La actual conmoción e indignación en Francia han catalizado una intensa discusión sobre cómo redefinir legalmente el concepto de violación. Bajo las leyes actuales de Francia, la violación se define como cualquier acto de penetración sexual o acto oral-genital cometido mediante violencia, coacción, amenaza o sorpresa, sin mención explícita de la necesidad de consentimiento. Didier Migaud, el reciente Ministro de Justicia, ha roto el silencio al manifestar su apoyo a la inclusión del consentimiento como parte fundamental de la definición de violación en la legislación francesa.

El caso que ha agitado a toda la opinión pública es el juicio de Dominique Pélicot, un hombre de 71 años acusado de drogar a su esposa, Gisèle, y permitir que varios hombres, invitados por él mismo, abusaran sexualmente de ella durante años. Pélicot ha confesado, pero muchos de los cincuenta hombres procesados con él alegan inocencia, afirmando que creían estar participando en un escenario de juegos de roles. Gisèle, decidida a transformar su trágica experiencia en una herramienta de cambio, ha renunciado a su anonimato para sacar a la luz las injusticias y fomentar un cambio de percepción respecto a las agresiones sexuales, buscando que la vergüenza recaiga sobre los agresores y no sobre las víctimas.

Ya antes del juicio de Pélicot, el movimiento por una legislación basada en el consentimiento había ganado respaldos significativos dentro del país. Una encuesta del Ifop realizada en noviembre de 2023 reveló que un impresionante 89% de los franceses estaban a favor de modificar la definición legal de violación. Sin embargo, el avance ha sido lento. Un esfuerzo por tipificar como delito las relaciones sexuales no consensuadas a nivel europeo fue rechazado por Francia el año pasado. Aunque el presidente Emmanuel Macron se mostró en contra de una legislación a nivel de la UE, sí ha expresado su apoyo a nuevas leyes dentro de Francia.

Paralelamente, otros países europeos, como España y Bélgica, han dado un paso adelante al aprobar leyes sobre consentimiento sexual basadas en el principio de “solo sí es sí”. Esta iniciativa en Francia podría tomar un nuevo giro, ya que Sarah Legrain, legisladora del movimiento Francia Insumisa, ha presentado una propuesta para incluir el consentimiento en la definición legal del país.

Lo que emerge de este escenario es un llamado urgente a reformar las estructuras legales existentes y a cambiar radicalmente las perspectivas sociales en torno a la agresión sexual. Este movimiento apunta a una cultura legal que coloca el consentimiento en el centro de la discusión, desplazando el tabú de la víctima hacia el perpetrador, redefiniendo no solo legisla-ciones sino también normas sociales.