Los republicanos han comenzado a manifestar su preocupación por la falta de una estrategia clara de organización territorial por parte de la campaña de Donald Trump para las elecciones del 2024. Desde Michigan, un estratega del GOP ya ha puesto voz a la inquietud: la competencia les está superando en dinero, entusiasmo y operación a pie de calle. Esta falta de presencia es vista con temor en algunos estados clave, donde incluso los estrategas republicanos han señalado inconsistencias en el método de movilización respecto a las anteriores campañas presidenciales de Trump.
La campaña de Trump ha intentado apoyarse en grupos externos para compensar estas deficiencias, pero los resultados no son evidentes para muchos estrategas. Aunque existe el programa “Trump Force 47”, que pretende movilizar una legión de voluntarios y capitanes de área, algunos operativos dudan de su eficacia real. Además, la campaña depende cada vez más de decisiones del Federal Election Commission que han permitido a los super PACs coordinar esfuerzos con ella, destacando nombres como America PAC y Turning Point Action.
Se observa también una estrategia divergente entre los operativos de campaña de nivel bajo y alto. Muchos políticos locales afirman no ver material de la campaña como solían años atrás, entrelazándose así las preocupaciones sobre si realmente el “Trump Force 47” logra activar a sus reclutas. La falta de presencia palpable, especialmente en áreas urbanas y suburbanas de alta densidad de votantes, genera aún más dudas.
Por otro lado, grupos como la Faith and Freedom Coalition han intentado reforzar sus esfuerzos en la campaña de Trump, centrándose en alcanzar votantes evangélicos que rara vez votan. Sin embargo, estos esfuerzos están aislados y desconectados de una estrategia global de movilización, lo que es, en últimas, preocupante para los estrategas del GOP.
Mientras, la administración Harris ha conseguido recaudar 310,00 € millones en julio. Este impulso financiero permitió establecer una red eficiente para movilizar la base demócrata, creando una competencia feroz que deja a algunos republicanos pensando si están en desventaja.
Con las elecciones a la vuelta de la esquina, los nervios se disparan. Y es que, a medida que las estrategias territoriales se confunden entre sí, la preocupación creciente entre algunos republicanos es sobre el posible impacto de estos desafíos.
A modo de conclusión, la falta de claridad en la operación a nivel de base y el exceso de dependencia en grupos externos plantean un dilema para la campaña de Trump. El riesgo de perder un voto clave en una carrera reñida es real. Queda por ver si se puede fortalecer una estrategia cohesiva para revertir esta percepción antes de que sea demasiado tarde.