Una creciente preocupación inunda el ámbito diplomático de Londres mientras se acerca la elección presidencial de Estados Unidos. Temor que está centrado en la posibilidad de que Donald Trump, de volver al poder, pueda realizar drásticos recortes al financiamiento que Estados Unidos proporciona a la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Aunque el gobierno británico ha afirmado su disposición a trabajar estrechamente con quien resulte ganador en los comicios, hay un innegable sentido de ansiedad por el impacto que podría tener una “bola de demolición” al estilo Trump sobre el organismo internacional.
Funcionarios británicos expresaron su inquietud ante la perspectiva de que se reduzcan significativamente las contribuciones presupuestarias de EE.UU. a la ONU. Si esto ocurriera, comentan, la situación podría volverse “muy problemática” con gran rapidez. Tal preocupación no es infundada, pues durante su anterior mandato, Trump tomó un hacha para financiar varias agencias de la ONU, como el Fondo de Población, el Programa sobre el VIH/SIDA, y intentó recortar el presupuesto de las operaciones de mantenimiento de la paz en casi quinientos millones de dólares.
Richard Gowan, director de la ONG Crisis Group, advirtió sobre la delicada situación financiera que ya enfrenta la ONU, subrayando que se encuentra “en apuros financieros” graves, con un déficit de decenas de miles de millones de dólares necesarios para realizar operaciones humanitarias en lugares como Gaza y Afganistán. La alarmante perspectiva de reducción de fondos de EE.UU., el mayor donante a la ONU, suma presión sobre una organización que ya opera bajo dificultades económicas.
Además, existe un descontento creciente entre muchos republicanos de EE.UU. debido a las críticas de la ONU hacia Israel en relación con el conflicto en Gaza, lo que podría complicar aún más las relaciones. La comunidad internacional sigue de cerca las elecciones estadounidenses en noviembre, pues el resultado tendrá repercusiones en temas urgentes que requieren cooperación transnacional, como el cambio climático y las pandemias.
Sin embargo, hay una cierta esperanza entre los diplomáticos de que si Trump vuelve al poder, los demócratas en el Congreso podrían contrarrestar sus ambiciones. Durante su primera administración, lograron mitigar algunos de sus recortes propuestos, preservando parte del financiamiento a agencias claves. No obstante, en la actualidad, los aliados de Trump ya están ideando estrategias para abandonar el acuerdo climático de París, dificultando así el regreso de EE.UU. a la misma bajo un futuro liderazgo demócrata.
La situación revela una intrincada red de desafíos internacionales y nacionales que ensombrecen el futuro financiero y político de la ONU, resaltando la fragilidad del sistema de cooperación multilateral en un mundo cada vez más dividido.