El conflicto en Oriente Medio ha alcanzado un nuevo nivel de intensidad tras la incursión de una cuarta división de tropas israelíes en el sur del Líbano, ampliando la confrontación con Hezbollah. Esta acción ha incrementado el número total de soldados israelíes en territorio libanés a más de 15,000, según fuentes israelíes. El despliegue más reciente está situado en el sector occidental de la región, complementando las operaciones ya en marcha en las zonas este y centro.
Conmemorado un año desde el asalto mortal del 7 de octubre por parte de militantes de Hamas, que resultó en la muerte de 1,200 israelíes, el despliegue actual refleja un manto de tensiones crecientes ante un posible conflicto regional más amplio que podría involucrar a Irán y sus aliados. Las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) han explicado que las operaciones en el Líbano tienen como objetivo debilitar las capacidades militares de Hezbollah a lo largo de la frontera, y, en última instancia, reubicar a los residentes israelíes desarraigados por los ataques del grupo respaldado por Teherán.
Las acciones de incursión, que originalmente comenzaron como operaciones “reducidas, localizadas y específicas”, ahora han evidenciado una expansión considerable en la última semana. Estas incursiones se sitúan en un contexto de ofensivas aéreas previas, dirigidas contra Beirut y otras partes del Líbano, incluidas las que resultaron en la muerte del líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah.
Simultáneamente, Israel ha sostenido un conflicto activo con Hamas en Gaza durante el último año, que ha cobrado la vida de al menos 40,000 personas y ha dejado devastada esta franja costera. Esta escalada de violencia ha suscitado temores en la región de que una guerra más amplia podría movilizar a Irán y otras facciones en el terreno.
A medida que la situación continúa evolucionando, queda por ver cómo las potencias internacionales y las regiones involucradas responderán a esta escalada que cada día se torna más peligrosa y compleja para la estabilidad en Oriente Medio.