Israel ha intensificado sus operaciones militares en el Líbano, según confirmó el ministro de Defensa, Yoav Gallant, al anunciar una nueva serie de ataques aéreos contra objetivos de Hezbolá. La campaña, que se espera continúe hasta alcanzar los objetivos israelíes, apunta a garantizar la seguridad y el retorno de los residentes del norte del país a sus hogares. En las últimas horas, se utilizaron decenas de aviones caza para golpear 150 objetivos identificados en territorio libanés.
Este nuevo capítulo en el conflicto se inició tras el lanzamiento de docenas de cohetes por parte de Hezbolá hacia una base militar israelí ubicada en el norte de Israel, marcando un aumento en la escalada de violencia entre ambas facciones. Desde que el grupo militante palestino, Hamás, golpeó a Israel el pasado 7 de octubre, los intercambios de fuego han sido casi constantes. Sin embargo, la situación se agravó cuando dispositivos de comunicación pertenecientes a Hezbolá fueron detonados remotamente, lo que resultó en la desafortunada muerte de decenas y heridas a miles más.
Mientras Israel aún no ha asumido oficialmente la responsabilidad de este ataque táctico que han calificado de altamente sofisticado, autoridades de Hezbolá no dudan en señalar a Israel como el autor. La comunidad internacional observa con creciente preocupación, pues Estados Unidos ha minimizado públicamente la tensión creciente para no avivar los temores de un conflicto regional más amplio.
En este contexto, el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, lanzó una advertencia sobre el agravamiento de la situación, señalando que de no detenerse las hostilidades, Líbano podría convertirse en “otra Gaza”.
El enfoque de Israel y Hezbolá en las tácticas militares y en sus respuestas mutuas parece estar dibujando una preocupante ruta hacia un escenario de conflicto más amplio. La comunidad internacional, por su parte, sigue de cerca las reacciones y medidas que ambos lados puedan emprender a partir de ahora.