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martes 1 de de 2024

Israel y Hezbollah: Auge de una Nueva Escalada Bélica

En un nuevo capítulo de la compleja historia entre Israel y Líbano, se desatan tensiones tras la incursión de Israel en el sur del país vecino. El ejército israelí argumenta que su misión fue diseñada como una operación rápida para hacer frente a un Hezbollah debilitado tras la eliminación de su líder, Hassan Nasrallah, y su cúpula de mando. Sin embargo, el terreno accidentado y las estructuras subterráneas prometen complicar la ofensiva israelí. Hezbollah, aunque descabezado, ha negado enfrentamientos directos con las fuerzas israelíes pero aseguró estar preparado para una confrontación directa. Se subraya su capacidad de continuar lanzando ataques, habiendo ya realizado uno contra Tel Aviv, que, según ellos, es solo el principio. La situación en las comunidades fronterizas con el Líbano es tensa, con la revelación de que una gran cantidad de viviendas están siendo utilizadas para ocultar armas apuntadas a Israel. Los servicios de inteligencia israelíes señalan que la tarea de desmantelar este entramado subterráneo no será breve. Mientras tanto, el espectro de un nuevo conflicto prolongado, como el de 1982 que se extendió por 18 años, parece emerger. Este antecedente histórico resuena, con comentarios de analistas y ex-líderes israelíes que advierten sobre los riesgos de embarcarse en una misión de tal envergadura sin una estrategia clara. Los líderes israelíes se han mantenido políticamente unidos en su respaldo a la ofensiva, con figuras como Naftali Bennett recordando las pérdidas sufridas por ataques que, según él, justifican la operación. En medio de esta atmósfera beligerante, el Primer Ministro Benjamin Netanyahu ha sido acusado de tener aspiraciones más vastas que irían más allá de neutralizar a Hezbollah, apuntando también a desestabilizar al régimen iraní. Este enfoque ambicioso podría convertir el operativo “Flechas del Norte” en una réplica de la invasión de 1982, según expertos militares estadounidenses. Joseph Votel, ex-general de los Estados Unidos, alerta sobre la posibilidad de que Hezbollah recurra a una estrategia de desgaste para sumir a Israel en un conflicto prolongado, poniendo en riesgo su estabilidad económica y política. Mientras tanto, cientos de miles de ciudadanos israelíes esperan con ansias el final de las hostilidades para regresar a sus hogares evacuados debido al bombardeo transfronterizo de más de 9,000 cohetes desde el sur del Líbano. En el intrincado tablero de Medio Oriente, las piezas se mueven con precaución y aplomo, mientras los retos y los peligros de un conflicto que podría prolongarse por años se hacen cada vez más evidentes. Será crucial para Israel manejar esta situación no solo para proteger a su población sino para evitar un embrollo estratégico que podría tener consecuencias duraderas para toda la región. La paciencia y la planificación cuidadosa serán clave en lo que parece ser una línea muy tenue entre seguridad y conflicto persistente.