La reciente prohibición en Italia para las parejas que buscan tener hijos a través de la gestación subrogada en el extranjero ha provocado una ola de críticas y protestas en el país. Esta ley fue propuesta por el partido derechista del Primer Ministro Giorgia Meloni, argumentando que es un paso hacia la protección de la dignidad humana. Con esta norma, quienes viajen a países donde la subrogación es legal, enfrentan penas de hasta dos años de prisión y multas que podrían llegar al millón de euros.
En Italia, cerca de 250 parejas viajan cada año buscando la subrogación en el extranjero, una cifra que ahora podría verse mermada por la reciente legislación. Meloni afirmó que esta medida es de sentido común y busca evitar la explotación del cuerpo femenino y de los niños, sosteniendo que la vida humana es invaluable. Sin embargo, hay denuncias de que se trata de una maniobra para apaciguar a los sectores más duros de su partido.
Los opositores, que incluyen grupos de derechos civiles y partidos de la oposición, califican la ley como un ataque a los derechos reproductivos, especialmente afectando a parejas LGBTQ+, quienes ya enfrentan fuertes restricciones en términos de adopción y fertilización in vitro. Alessia Crocini, de Rainbow Families, indicó que esto es parte de una campaña ideológica contra familias diversas.
Con el debate encendido, figuras como Filomena Gallo sugieren que esta legislación es ineficaz y contraria a la protección de las personas, sugiriendo alternativas más inclusivas como la legalización sin ánimo de lucro. Mientras tanto, figuras como Ilaria Cucchi acusaron al gobierno de aumentar la estigmatización hacia estas familias.
En contraste, defensores de la ley, como Lucio Malan, argumentan que la subrogación es comparable al tráfico infantil, perpetuando la explotación de mujeres en necesidad. Salvini, líder de la Liga, consideró la prohibición un triunfo contra lo que tildó como el “sórdido negocio de los millonarios” que explota y mercantiliza la vida humana.
Con posiciones polarizadas, el futuro de la subrogación surfe en Italia está en el ojo de la tormenta, generando una fuerte discusión no solo en el ámbito político sino también en lo social y ético, sobre el alcance de los derechos reproductivos y la moralidad de las nuevas normas.