El sector de la aviación en Europa está alzando la voz para que la Unión Europea cese con las reformas y aumente las inversiones destinadas a reducir las emisiones de CO2 generadas por la industria. Desde hace décadas, se han establecido diversas regulaciones con el objetivo de disminuir el impacto ambiental de los vuelos, que son responsables de aproximadamente el 4% de la contaminación por CO2 del bloque europeo. Sin embargo, los representantes de la industria han manifestado su agotamiento ante tantos proyectos a largo plazo y ahora reclaman más inversiones concretas.
La implementación de tecnologías experimentales es, según el sector, uno de los grandes desafíos para lograr una aviación más limpia. El cambio hacia combustibles sostenibles para la aviación (SAF) y la optimización del control del tráfico aéreo son algunos de los proyectos en lista de espera. El SAF, que emite un 20% menos de CO2 que los combustibles tradicionales, está previsto integrar un 70% del suministro energético para la aviación europea para el año 2050, de acuerdo con la legislación ReFuelEU. Sin embargo, la producción de SAF es costosa y aún no se realiza en la escala necesaria para cumplir con estas ambiciosas metas.
El vicepresidente de aviación renovable de Neste, Alexander Kueper, subraya que las inversiones requeridas para desarrollar el SAF a escala industrial no se cuentan por millones, sino por miles de millones de euros, planteando una gran incógnita sobre el origen de estos fondos. Incluso organizaciones medioambientales como Transport & Environment (T&E) sostienen la necesidad de un impulso del mercado para ciertos tipos de SAF, como los e-fuels, que se producen utilizando electricidad renovable, agua y CO2 capturado de la atmósfera.
La Unión Europea enfrenta crecientes presiones tanto del sector como de los gobiernos para formar parte del financiamiento de la investigación y desarrollo en tecnología verde para la aviación. Sin embargo, los fondos de los estados miembros, como indicó Piotr Dziubak del Ministerio de Infraestructura polaco, son pequeños y fragmentados, sin capacidad de generar el impacto deseado por el sector.
Si bien se ha logrado un avance considerable en la eficiencia de los motores de avión, que son un 40% más eficientes que los de la década de 1980, se estima que las rutas de vuelo ineficientes siguen siendo una causa importante de consumo de combustible. Eurocontrol estima que las rutas de más de 3,000 kilómetros, que representan apenas el 10% de los vuelos europeos, son responsables de más de la mitad de las emisiones de CO2 del continente.
Frente a las inversiones y regulaciones europeas, regiones como India y Dubái continúan expandiendo significativamente su capacidad aérea, amenazando con dejar al sector europeo en desventaja competitiva. Además del desafío financiero, la presión se agrava con la reciente reelección de Ursula von der Leyen, quien ha propuesto un Acuerdo Industrial Limpio como parte de su nuevo mandato para enfrentar el problema.
El sector de la aviación desea un cambio hacia inversiones más concretas que realmente apoyen el desarrollo de soluciones tecnológicas que permitan un transporte aéreo más sostenible y competitivo a nivel global.