La recta final de la campaña presidencial de 2024 ha estado marcada por un tono crudo y vulgar, auspiciado por el expresidente Donald Trump. En un regreso a su estilo de “locker room talk”, Trump ha remarcado su mensaje con comentarios sobre la masculinidad. Durante un mitin reciente, compartió una anécdota controvertida acerca del difunto golfista Arnold Palmer, la cual calificó de jocosa. Este tipo de discurso ha resonado con una parte de sus seguidores que disfruta de su estilo directo y anticonvencional.

Este enfoque parece específicamente dirigido a quienes se muestran incómodos ante los nuevos códigos de corrección política. Contrasta con el revuelo que causó en 2016 el “Access Hollywood tape”, donde sus propias filas cuestionaron su comportamiento. Esta vez, sin embargo, la reacción ha sido considerablemente más tenue, a tal punto que las controversias en torno a Trump han dejado de sorprender tanto a partidarios como a detractores.

Por otro lado, el sector demócrata, liderado por Kamala Harris, ha lanzado campañas que se enfocan en la crítica al actual estado de su rival político, señalando que sus comentarios no solo son irrelevantes, sino que reflejan un carácter inadecuado para liderar el país. Asimismo, han resaltado que las palabras de Trump, aunque puedan parecer graciosas para algunos, no dejan de tener un peso significativo dadas sus aspiraciones a la presidencia.

A pesar de la polémica, dentro de las filas republicanas no se percibe un retroceso significativo en la aprobación de Trump. Contrario a la confusión y rechazo que generó anteriormente, hoy su retórica es incluso vista como parte de su carisma y habilidad para conectarse con la base conservadora más tradicional.

Al final, la campaña de 2024 no solo se queda en la superficie de los comentarios vulgares, sino que entraña una profunda desconexión en el discurso que resuena de maneras variadas en el electorado. La fascinación por el espectáculo se contrapone con los llamados a la reflexión en torno a qué tipo de liderazgo es necesario para el país. Sin duda, el desenlace de estas elecciones revelará no solo quién gobernará sino qué tipo de discurso prevalecerá ante el electorado.