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jueves 10 de de 2024

Macron bajo fuego: el déficit fiscal y la economía francesa en la cuerda floja

Durante años, Emmanuel Macron fue considerado el modelo a seguir en la gestión económica de Francia, obteniendo elogios por sus políticas de recorte fiscal y control del gasto público. Sin embargo, su reputación ha sufrido un golpe significativo. En un movimiento que ha sobresaltado a la nación, Macron ha anunciado un ajuste presupuestario colosal, con aumentos de impuestos que ascienden a €19.4 mil millones y reducciones de gasto que totalizan €41.3 mil millones. Este cambio indica un desvío alarmante en la gestión fiscal del país bajo su liderazgo.

Este cambio repentino ha armado a sus oponentes políticos con un arsenal de críticas, mientras describen su administración como negligente en términos de gestión fiscal. Jean-Luc Mélenchon y Marine Le Pen, a quienes Macron había criticado anteriormente por su enfoque económico, ahora están aprovechando su oportunidad para devolver el golpe. La deuda pública de Francia ha escalado y se proyecta que el déficit alcanzaró el 6.1% del PIB, notoriamente más alto que el 2.6% registrado en 2017 cuando Macron asumió el poder.

Edouard Philippe, quien sirvió como Primer Ministro bajo Macron, no escatima palabras al acusar al gobierno saliente de ocultar la verdad sobre el abrumador nivel de endeudamiento de Francia tanto del público francés como de la Unión Europea. Esta sensación de desconfianza ha sido alimentada aún más por la negativa de Macron a implementar medidas drásticas antes de las elecciones europeas de este verano, en un intento de evitar un debate político potencialmente perjudicial.

Al inicio de su mandato, Macron logró mantener el déficit bajo el 3% del PIB en 2018, cumpliendo con las regulaciones de la UE y ganando para Francia el título de destino más atractivo para la inversión extranjera en Europa. Sin embargo, las intervenciones masivas del estado durante la pandemia y la crisis energética causada por la invasión de Ucrania por parte de Rusia condujeron a un aumento exorbitante en el gasto público.

A medida que la situación fiscal de Francia se deterioraba, el gobierno de Macron vacilaba en imponer recortes drásticos a los gastos o aumentar considerablemente los impuestos, temeroso de reacciones adversas como las protestas de los chalecos amarillos de 2018. Sin embargo, la corte de cuentas de Francia ha señalado que las reducciones fiscales implementadas durante el mandato de Macron, no compensadas por recortes de gastos, han intensificado el déficit y la deuda del estado.

El país ahora enfrenta un proceso por déficit excesivo en Bruselas por incumplir las normas de gasto de la UE el año pasado. El nuevo plan presupuestario introduce medidas como un impuesto sobre la recompra de acciones, un impuesto sobre la producción de electricidad y un aumento de impuestos corporativos principalmente dirigidos a grandes grupos y hogares adinerados, retrocediendo parcialmente las reducciones fiscales del pasado. Finalmente, la situación ha forzado a su sucesor Michel Barnier a enfrentar una crisis presupuestaria severa, responsabilizando a sus predecesores de no comunicar completamente las verdaderas restricciones financieras de la nación.

En resumen, las políticas económicas que una vez llevaron a Macron a la fama ahora son vistas como un obstáculo, exponiendo una Francia que enfrenta retos sin precedentes en su intento de equilibrar sus libros y cumplir con las regulaciones económicas europeas. El próximo capítulo dependerá de la habilidad del liderazgo actual para navegar por estas aguas turbulentas, y si la historia ha enseñado algo, es que la economía es un campo en el que pocos pueden permitirse descansar.